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José Antonio, de mano en mano

Una monja ayudó a una prostituta 'yonqui' a buscar un acomodo para su bebé de dos meses

Ana Alfageme

Una monja de una oficina de asistencia a prostitutas del centro de Madrid se encontró con una buena papeleta en lunes por la tarde. Una joven toxicómana, prostituta de la zona, se presentó allí con un bebé de dos meses en los brazos y pidió ayuda. La religiosa empezó a gestionar con ella un domicilio seguro para el bebé. Después de 24 horas acudió a la policía. "No me escucharon, se llevaron al niño diciendo que era un abandono y no ha sido así".

La joven, muy nerviosa, le pidió de entrada dinero a la monja para dar de comer al crío. Después, que le ayudase a buscar una guardería. En realidad, no sabía qué hacer con el bebé. El niño -"una auténtica preciosidad, muy blanquito", comentaba ayer la religiosa- sufría las consecuencias del ritmo de vida de la madre, sin residencia fija, haciendo la calle y a la caza de su dosis. "Estaba sucio, no había comido y llevaba sólo un anorak grande". Además, había salido del hospital Gregorio Marañón hacía 48 horas. Tenía vómitos. La monja aconsejó a la joven prostituta que tomara una decisión definitiva por el bien de su hijo. "Con la vida que llevas, si no te desenganchas no puedes hacerte responsable de que el crío esté bien atendido".Ambas acordaron que la monja se quedaría con el bebé esa noche y que, al día siguiente, intentarían que la Comunidad de Madrid se hiciese cargo del chico. La religiosa compró pañales y un biberón y llevó a José Antonio -así lo llamó- a una casa de madres solteras que tiene su congregación en la periferia de Madrid. "En el sitio donde vivo con otras monjas no teníamos nada para atender al bebé, pero allí le bañaron, le pusieron ropa limpia y le dieron el biberón".

El martes, la madre se presentó, muy contenta, ante la monja. "Mi abuela se va a hacer cargo de mi hijo", le anunció. La monja respiró. Se fueron a buscar al niño a la casa de madres solteras y la joven drogadicta se lo llevó. La religiosa intentó contactar con la abuela, que vive en Madrid, para asegurarse de que el niño estaría bien. Le estuvo llamando todo el día, pero nadie contestó. A eso de las ocho aparecieron madre e hijo. "Mi abuela no se quedará con el niño, me ha insultado, me ha llamado drogadicta, incluso nos hemos pegado", decía llorando la chica. Al final la madre se fue: "Haz lo que quieras, siento lo que estoy haciendo, pero me tengo que buscar la vida".

Llamadas policiales

La religiosa se echó las manos a la cabeza, por la hora que era, las ocho de la tarde, y decidió acudir a la Policía Municipal. Allí le dieron un teléfono de emergencia, donde le dijeron que acudiera a la Policía Nacional. "Vino una pareja de policías y ya de entrada habló de abandono y de que había que perseguir a la madre. Y no es así, no me quisieron escuchar. La madre no podía hacer otra cosa".José Antonio, "el niño abandonado", según la policía, ya está bajo tutela de la Comunidad, en el centro de acogida de Hortaleza. La vicepresidenta de la Comisión de Tutela del Gobierno Regional, Dolores Abad, afirma que sólo se puede hablar de abandono cuando se deja al niño en un descampado, o en plena calle, cuando la vida o la salud del crío están amenazadas. "De todas formas, tuvo que haber un malentendido, porque hay un centro de acogida de guardia", comentaba ayer Abad.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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