Un coche bomba mata a un artificiero de la Guardia Civil en la localidad barcelonesa de Lliçà d'Amunt
El artificiero de la Guardia Civil Enrique Martínez Hernández, de 30 años, falleció minutos después de la medianoche pasada al estallar un coche bomba en la localidad barcelonesa de Lliçà d'Amunt. El cabo fue trasladado al hospital General de Granollers, en donde ingresó cadáver. Según el Gobierno Civil de Barcelona, el agente de los TEDAX (grupo de desactivación de explosivos) estaba examinando un coche Fiat Uno, abandonado en la calle Jacint Verdaguer, cuando se produjo la explosión. En esta misma localidad, de unos 5.000 habitantes y situada a unos 35 kilómetros de Barcelona, fue desarticulado el 30 de mayo de 1991 el comando Barcelona de ETA y muertos sus dos cabecillas: Joan Carles Monteagudo y Juan Félix Erezuma.
Un portavoz del Gobierno Civil de Barcelona manifestó que a las 21.45 horas de anoche una voz anónima masculina, que se identificó como militante de ETA, avisó a la Guardia Civil de la localidad costera de Montgat que había abandonado un Opel Kadett, en la carretera que une Lliçà d'Amunt con Granollers. El comunicante añadió que el dueño del coche estaba en el maletero de un Fiat Uno abandonado a su vez en el centro de Lliçà. Cuando los artificieros examinaban este último vehículo, el explosivo se activó y alcanzó de lleno a Martínez Hernández. El automóvil estaba cargado con unos 15 kilos de amosal y la deflagración afectó a viviendas situadas en una radio de 60 metros.
Testigo
La explosión sorprendió a un vecino cuando sacaba a pasear a su perro. Según este testigo, el coche bomba tenía matrícula de Zaragoza, llevaba colocada una barra antirrobo y estaba aparcado en la zona desde hacía cuatro días, dificultando la entrada en un garaje de la calle. Según el mismo testimonio, nada más producirse la explosión un Opel Kadett, matrícula de Navarra y de color rojo, abandonó el lugar a toda velocidad. La Guardia Civil estableció de madrugada numerosos controles de carretera.
Lliçà estuvo prácticamente tomada por efectivos de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía, algunos de ellos vestidos de paisano, desde el momento en que se produjo el aviso de los terroristas. Antes del atentado, algunos vecinos de la zona habían sido interceptados en la calle por policías sin que éstos les dieran explicaciones. No obstante, uno de ellos pudo oír cómo un agente comentaba a uno de sus compañeros: "No sé dónde la habrán puesto [la bomba] estos cabrones". La fuerte alertó a los habitantes de Lliçà, que se lanzaron a la calle para tratar de averiguar lo sucedido. En ese momento, la zona donde se produjo el atentado ya estaba completamentamente rodeada.
En un chalé de la misma localidad de Lliçà, el 30 de mayo de 1991, murieron los cabecillas del comando Barcelona de ETA: Joan Carles Monteagudo y Juan Félix Erezuma tras enfrentarse en un tiroteo con efectivos de la Guardia Civil. Los dos activistas habían atentado un día antes contra la casa-cuartel de Vic, en donde perdieron la vida nueve personas, cuatro de ellas niñas.
En el chalé ocupado por los terroristas -situado en la urbanización Can Salgot, en las afueras del pueblo- fueron localizados 100 kilos de amonal, explosivo plástico, temporizadores, subfusiles, fusiles de asalto Cetme y revólveres.
El último comando itinerante de ETA, liderado por José Luis Urrusolo Sistiaga, comenzó su rosario de asesinatos en Cataluña el 13 de diciembre de 1991. Ese día, dos policías fueron acribillados a tiros en el barrio barcelonés de Les Corts. El 8 de enero de este año, fue asesinado el comandante del Ejército del Aire Arturo Anguera. La víctima iba en un coche militar oficial, que circulaba por el barrio del Poble Sec cuando fue ametrallado. Un teniente médico que le acompañaba y el soldado-conductor resultaron heridos. Ocho días después, el 17 de enero, ETA volvía a golpear en la capital catalana. Dos suboficiales de la banda de música del cuartel de El Bruc fueron también acribillados cuando abandonaban el centro militar en el turismo de uno de ellos, vestidos de paisano.
[Por otro lado, un libro bomba compuesto por 200 gramos de amosal y dirigido a un industrial de San Sebastián, extorsionado por ETA, fue desactivado ayer en la capital guipuzcoana.]
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