Otro Barça-Madrid
Esta noche se juega otro Barça-Madrid; en realidad a partir de ahora todos los partidos serán Barça-Madrid dentro de la lucha por el título, señal de que el último Barça-Madrid no sirvió para mucho. Pasada la onda expansiva de la confrontación directa, despojado el análisis del sobrante emotivo sólo queda, como esencia, el puntito de diferencia. El resto es sugestión. Si el Madrid caía en Barcelona palabras como hundimiento, catástrofe o crisis hubieran sido parte importante de la crónica periodística. El hipotético saldo giraría el orden pero mediría lo mismo: un puntito. Y así estaremos hasta el final de la Liga, entrando en análisis individuales y colectivos, midiendo esfuerzos físicos y sensaciones anímicas, declarando a los árbitros culpables o inocentes y haciendo, sobre todo, sumas y restas para declararle un campeón a la temporada. Buscando en fin, causas que expliquen a ciencia cierta las razones del éxito cuando la suerte quizá está decidiendo por su caprichoso lado. Mientras tanto ¿quién nos calla? Es la incertidumbre, o mejor la emoción, quien pide la palabra. Hablemos pues.Como en el fútbol son los rivales quienes ponen o quitan los galones hoy será el Atlético de Madrid quien nos diga si el pase multiplicado, que es la base del juego del Barcelona, es o no resistente a la frustración y será el Logroñés quien nos cuente si el nuevo orden táctico establecido en el Real Madrid es el secreto de una recuperación o fue ilusión de un día.
Por motivos no elegidos Atlético y Barça cambiaron alfil por alfil: Futre por Laudrup. Dos ausencias que hieren donde más le duele al espectáculo, el gol. La hábil velocidad del portugués hubiera encontrado terreno fértil en los latifundios defensivos que regala Cruyff (tres atrás). El pase interior profundo y venenoso del danés hubiera sido el indicado para agujerear con vaselina la defensa de cinco hombres ideada por Luis. No estarán y es muy posible que dejen el partido a merced de los balones parados o sea, a los pies de Koeman y Schuster, los mejores lanzadores de faltas letales en nuestro fútbol. Hay un evidente interés táctico pero la inteligencia estará condicionada por la necesidad: los dos deben ganar.
Después, contra otro rival y a larga distancia, el Real Madrid dejará de mirar de reojo hacia el Manzanares por morbo al que obligan las circunstancias para centrarse en lo suyo y ser, a su vez, observado. Será madrugada del domingo cuando sepamos cómo salió el Madrid-Barça de esta semana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.