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Caballos con autógrafo

Los animales de la finca El Chaparral son veteranos actores del cine y la publicidad

Gabriela Cañas

Huracán fue una de las estrellas de El templo del sol, de Steven Spielberg. Previamente había rodado en Israel Rambo III. A Presidente, la ficción le ha cambiado el nombre. Ahora todos le llaman Rocinante. Igual que a su compañero de viajes, que se ha quedado con el apelativo de Rucio. Toronado está ahora muy ocupado en El Zorro, una serie franco-americana que va por el capítulo 75. Todos ellos viven en Madrid, en la finca El Chaparral, de donde se nutren cineastas y publicitarios. Y no sólo de asnos y caballos. Cuando se necesita un camello, un guacamayo o una silla de montar del Ejército federal norteamericano, éste es el lugar indicado para encontrarlo.

"A veces creo que estas cosas deberían estar en un museo". Paco Ardura, uno de los pro pietarios de El Chaparral, lo dice mientras muestra un au téntico coche de caballos del si glo XVIII aparcado junto a otro del XIX. Los más modernos se almacenan aquí por docenas. Un par de perros que andan ahuyentando a un gato acompañan a Ardura durante la visita. Uno de ellos se hizo inseparable de Gérard Depardieu durante el rodaje de Columbus, aunque él no es como sus vecinos los caballos un actor secundario. Simplemente, es un perro muy cariñoso.Los camellos de El Chaparral tienen los ojos azules. Ardura los compró en Marruecos para una película en la que de bían aparecer varios ejemplares ciegos. Los de ojos claros lo pa recen. Ahora están aquí sólo de forma provisional. Su residencia habitual se halla en otra finca que Ardura tiene en Almería, pero siguen en Madrid por que recientemente participaron en la cabalgata de Leganés.

Ahora, en esta finca que linda con el aeropuerto de Barajas, a 20 kilómetros de la Puerta del Sol, hay 200 palomas blancas compradas expresamente para rodar un especial de la Expo. El olfato de 30 años de experiencia aconseja mantener aquí de momento las 200 palomas. "Lo difícil ha sido conseguir tantas del mismo color", explica Ardura. "He tenido que ir comprando en grupos de aquí y de allí".

Ardura y su socio, Juan Maján, aparecen en los rótulos de firmas de lo menos 200 películas.

A veces, su trabajo consiste en conseguir lo que parece imposible: llevar un guacamayo a Salamanca o surtir de elefantes y serpientes a Conan en los campos de Segovia.

La dieta de 'Rocinante'

Pero la auténtica especialidad de El Chaparral son los caballos-actores. En total son ahora 48 équidos, casi todos españoles, acostumbrados a vivir mansamente bajo el continuo despegue y aterrizaje de los aviones y a viajar a cualquier si tio para hacer una escena arriesgada en la que deben caerse muertos, rodar por los suelos, desfallecer por los cami nos con un Quijote encima. El pobre Presidente-Rocinante lo pasó mal con la dieta. Tuvo que adelgazar para la serie televisiva de Manuel Gutiérrez Aragón y estuvo nervioso durante el rodaje. Fernando Rey, que también hizo dieta, se resintió de ello. "Rocinante se ha recuperado un poco", explica Paco Ardura, "pero no del todo porque no sabemos si habrá una segunda parte. A veces también pensamos que habría que elegir otro, porque estuvo demasiado nervioso".

Los caballos de El Chaparral son famosos entre los cineastas del mundo entero. Han viajado a Niza para hacer Nunca digas nunca jamás, a Marruecos para participar en La joya del Nilo, a Hungría para rodar Cyrano de Bergerac o a Roma para filmar en Cinecittá El barón de Münchhausen. Hubo un tiempo en que no paraban de trabajar. Fue la época dorada del cine y también de la industria española, cuando aquí se rodaban grandes producciones, como La caída del imperio romano, El Cid, Doctor Zhivago o El fabuloso mundo del circo. Las dimensiones eran también diferentes entonces. Para Cleopatra, El Chaparral tuvo que poner hasta 1.150 caballos traídos de todos los rincones de España.

De aquella época -años cincuenta y sesenta- es el origen de El Chaparral. Paco Ardura, de 57 años, tres hijos y dos nietos, trabajaba para Agustín Medina en La Ponderosa, un negocio de las mismas características. Hace 20 años, Ardura se asoció a Juan Maján y se independizó con El Chaparral. Ahora, entre ambas empresas copan el mercado.

El doble de Heston

Maján es un personaje singular. Tiene 62 años, una hija y una nieta; y es, como sus caballos, una importante pieza en el engranaje de una película. En el gremio se le conoce como maestro de armas. Su trabajo, para que se entienda, consiste en hacerse cargo de todas las escenas de acción: caídas, peleas, explosiones, accidentes... Maján ha sido el doble de Charlton Heston, de Tyrone Power, de Richard Harris, de Victor Mature... Recuerda haber participado en dos centenares de películas, y su última aportación ha consistido en sustituir a Fernando Rey en algunas escenas, como la de los molinos de viento.

"Sólo una vez tuve un accidente importante", cuenta Maján. "Fue en Aldea del Fresno, rodando Los tramposos. Yo sustituía a Richard Harris cuando se tenía que disputar la comida con un búfalo. El animal estaba medio anestesiado, pero el director se empeñó en tomar un primer plano de la mano de Harris (la mía) arrebatando la comida al búfalo justo debajo de su vientre. El animal, entonces, levantó la cabeza bruscamente, me dio y salí casi volando".

Paco y Juan podrían contar anécdotas hasta agotar al más curioso. Porque han visto cabalgar con la maestría de un especialista a Lee Marvin, porque saben que Mature es incapaz de subirse a un burro, porque han oído implorar a Sylvester Stallone que le vendieran a Huracán por seis millones y han visto morir a un actor tras caer de uno de sus caballos. Fue en Los tres mosqueteros, de Richard Lester.

La peste equina y el nuevo Barajas

Dos nubes ensombrecen el horizonte del negocio de Paco Ardura y Juan Maján, los dos socios de la fina El Chaparral. Una ha sido -y sigue siendo en cierta medida- la peste equina. Otra es el proyecto de ampliación del aeropuerto de Barajas.La peste equina originó una serie de restricciones para sacar caballos de España, y eso recortó considerablemente las posibilidades de El Chaparral de abastecer a la industria cinematográfica. Las restricciones continuarán durante todo el año y han sido una gota de agua en el vaso lleno de problemas de la industria cinematográfica española.

La ampliación del aeropuerto de Barajas, proyecto aplaudido tanto desde la Administración regional como desde el Gobierno central, barrería del mapa la finca madrileña, enclavada entre el pueblo de Barajas y Paracuellos del Jarama.

Una larga verja, justo en la puerta, anuncia que el visitante está en la frontera de la zona restringida del aeropuerto. Su ampliación obligaría al Gobierno a expropiar varios polígonos industriales, y también este rincón de animales actores.

"Hacernos ahora con un terreno similar aquí es demasiado caro", explica Paco Ardura. "Tendríamos que alejarnos más de Madrid. Efectivamente, estábamos sorprendentemente cerca de la Puerta del Sol".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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