"La inmigración dará nueva fuerza a la independencia"
Hace seis años dejó la Crida a la Solidaritat y con ella la militancia contra el sistema. Ingresó en Esquerra Republicana (ERC) y en cinco años se hizo con el control de un partido envejecido cuya imagen ha transformado en sólo dos años. Las convulsiones del Este han convencido a este ex seminarista de que la independencia de Cataluña es hoy más posible que nunca y de que el país necesitará entonces un presidente. Pese a que su listón está en el 5% de los votos, Ángel Colom (de 40 años) ejerce ya para los suyos con la autoridad de futuro presidente de la República catalana.Pregunta. Arzalluz decía hace unas semanas que el sueño independentista ha terminado. ¿Por qué sostiene usted que ese sueño está hoy más cerca que nunca?
Respuesta. Porque ese sueño es complementario del de la Europa unida. Avanzamos hacia unos Estados unidos de Europa. Y en ese proceso hay una tendencia que no procede de España, Reino Unido, Francia ni Italia, pero sí de los Estados germánicos y nórdicos, que es la del respeto a las unidades naturales, a las naciones. El modelo de ERC hace compatible Cataluña con unos Estados unidos de Europa: moneda única, ejército europeo, superación de fronteras... Se tiende a mantener para cada Estado las competencias en lo que afecta a la vida cotidiana y a delegar parte de la soberanía en estructuras centrales para fortalecer un proyecto competitivo en el mundo.
P. Pero las cosas parecen distintas ahora. España está de moda en Europa y Cataluña goza de una situación económica y social incluso más favorable que la del resto de España. Ahí coinciden Solchaga y Pujol.
R. Si hacemos un análisis no demagógico, veremos que la mítad de nuestras comarcas están deprimidas. Hay desmantelamiento de sectores industriales, despoblación de áreas, caída de sectores productivos tradicionales y un fuerte desequilibrio territorial y social. Hemos perdido poder financiero en los 12 años de gobierno de CiU en Cataluña y 10 del PSOE en Madrid. Cataluña se descapitaliza, fruto de un expolio fiscal entre 700.000 millones y un billón de pesetas anuales. Esta Cataluña real no vive momentos de euforia y muchos empiezan a entender que con la independencia podría tener un mejor futuro.
P. ¿Es éste el discurso para ganarse a los inmigrantes?
R. El enfoque tradicional del catalanismo estaba hasta ahora muy centrado, a excepción de la época republicana, en la lengua y la cultura; es decir, en un enfoque más romántico, en el sentido más positivo. Ahora, en cambio, la propuesta política viene dada por la necesidad de progresar de la mayoría de los catalanes.
P. Su discurso puede ser interpretado como insolidario.
R. No es cierto que el independentismo catalán sea insolidario. Nuestro proyecto es profundamente europeo. Estamos dispuestos a ayudar al desarrollo de Extremadura o Andalucía, pero también al de Calabria o Sicilia (Italia), o al de Albania, o a los países del Magreb. A lo que no estamos dispuestos es a ayudar en proyectos de asistencia económica. Por ejemplo, estoy en contra de lo que se está haciendo en Andalucía, donde se mantienen unas estructuras de clientelismo a través del subsidio de paro. Eso son formas de solidaridad contrarias a un modelo de izquierdas.
P. ¿No cree que el independentismo puede generar suficiente inquietud en el capital como para que ese futuro de mayor bienestar que usted propone no sea creíble para buena parte del electorado conservador, al que usted también se dirige?
R. El capital multinacional ve con tranquilidad una Cataluña independiente porque sabe que aquí podrá seguir operando de la misma forma que hoy.
P. ¿Cree usted que el PSC ha educado a sus correligionarios del PSOE sobre el papel de Cataluña y sobre sus aspiraciones?
R. La actitud del PSC no es intrínsecamente perversa hacia Cataluña. Sí creo que pierden el tiempo al supeditar su proyecto al del PSOE. Me consta que han querido hacer pedagogía política en Madrid, pero es un error histórico. Cataluña ha perdido cada vez que ha intentado catalanizar un poco España.
P. ¿Cuál es su meta en estas elecciones?
R. Vamos a intentar ser la tercera fuerza [ERC fue, en 1988, la quinta, con 111.000 votos, tras el PP (143.000) e IC (209.000)]. Si lo logramos, haya o no haya mayoría absoluta de Pujol, CiU tendrá una oposición que marcará mucho las pautas de Gobierno.
P. ERC defiende la primacía del inglés por encima del castellano. ¿No resultará eso demasiado fuerte para los electores castellanohablantes?
R. Nuestro proyecto es que la lengua nacional termine el proceso de normalización. Eso quiere decir que el catalán sea normal, oficial, de uso corriente. En Europa se impone como lengua de uso transnacional el inglés, no el francés, ni el castellano, ni el alemán. Hay que optar por la lengua más práctica y más útil para el día de mañana, y ésta es el inglés, y no el castellano.
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