La oposición serbia se manifiesta contra Milosevic
Alrededor de 30.000 personas (70.000 según la oposición) se reunieron ayer en la plaza Sveti Sava, en el centro de Be1grado, para exigir la dimisión del presidente serbio, Slobodan Milosevic. "Gracias por haber vencido el temor", dijo Dragoljub Micunovic, dirigente del Partido Democrático, uno de los organizadores de la manifestación, al referirse a las amenazas de la cúpula política serbia y sus medios de comunicación contra los posibles manifestantes. El miedo de la población se palpaba en Belgrado y el número de los manifestantes fue muy inferior a las expectativas de los organizadores.
Muchas fábricas y escuelas no abrieron sus puertas porque el Gobierno advirtió que habría desórdenes y actos terroristas. Las calles de Belgrado estaban desiertas horas antes del mitin, convocado a las 12 del mediodía. La gente se encerró en sus casas, retiró los vehículos de las aceras, prohibió que los niños fueran a los parques, como si la oposición hubiese efectuado un llamamien to a la destrución de la ciudad y a la matanza de los ciudadanos. Días antes del acontecimiento, que llevaba semanas comen tándose en la prensa, el presiden te del partido gobernante, el Par tido Socialista Serbio, Borisav Jovic, ex presidente de Yugosla via, dijo: "No somos Rumania. El Ejército, la Policía y el pueblo están con nosotros".
El ministro de Cultura serbio, Miodrag Djukic, fue más radi cal: "Es evidente que la oposi ción se ha aliado con los traido res y los más grandes enemigos de Serbia ( ... ) La oposición des truyó la idea del parlamentaris mo y la democracia en Serbia: sus palabras asquean a todo el pueblo serbio".
Concesiones de la oposición
En un ambiente de amenazas físicas sin escrúpulos la oposición cedió en varias ocasiones. Primero, desistió de celebrar la manifestación en la plaza de la República, el lugar tradicional para las protestas. Segundo, el tono de los discursos fue analítico y sobrio, sin chispas que pudieran incitar a las masas al desorden que hubiera justificado la represión. Los efectivos de policía eran onmipresentes, aunque las autoridades de Belgrado rehusaron proteger a los convocados.
El carismático líder de la oposición Vuk Draskovic abrió la manifestación, se dirigió a los ciudadanos en lugar de a los hermanos serbios como es habitual en él. Señaló que por primera vez en su historia Serbia estaba sin amigos y sin aliados. Acusó a Slobodan Milosevic de haber llevado a Serbia a la guerra, donde cayeron miles de jóvenes, y de haber abandonado finalmente a los serbios en Croacia a su destino. Señaló, asimismo, que Milosevic "nunca ha visitado a los heridos o enviado telegramas de condolencia a las familias de los muertos". Draskovic anunció una huelga general en toda Serbia "para derribar al Gobierno comunista", pero no especificó cuándo sería convocada. Dragoljub Micunovic hizo un análisis de la catastrófica situación económica y social: jubilados sin pensiones, ahorradores con los depósitos bancarios robados por el Estado y obreros con salarios de hambre.
Los partidos opositores formularon sus demandas en cinco puntos: dimisión de Milosevic, elecciones parlamentarias anticipadas y elaboración de una nueva Constitución que eliminaría el sistema presidencial, libertad de los medios de comunicación, cambios radicales en la economía y devolución de la ciudadanía y de sus propiedades al heredero del trono serbio, Aleksandar Karadjordjevic.
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