Un testigo grave e irónico

El gran narrador y poeta asturiano Manuel Pilares falleció el 23 de febrero, víctima de una embolia fulminante. Nació en Vega del Ciego (Pola de Lena) el 28 de agosto de 1921. Hijo de minero, desde muy joven participó en las luchas políticas y sindicales contra la dictadura franquista. Después de pasar por distintas cárceles vino a Madrid y entró a trabajar en Renfe, donde llegó a desempeñar importantes cargos directivos.En 1946 publica su primera obra, Poemas de mineros, reflejos estéticos de su humanidad y solidaridad, dentro de la corriente de poesía social entonces imperante. Sociedad limitada (1950) es una sátira lírica sobre las virtudes del capitalismo.

Durante esos años fue asiduo contertulio en el café Gijón, donde se reunía todas las tardes con el poeta García Nieto, el dramaturgo Marcial Suárez, el periodista Eduardo Haro Tecglen, el escritor Eusebio García Luengo, el pintor Díaz Carleja, el jurista Burón Barba, el periodista Raúl del Pozo y muchos otros.

El Premio Café Gijón (1951) le fue otorgado por su novela El andén, original narración sobre la vida de una estación de ferrocarril que reveló su extraordinaria calidad y maestría en el relato breve, enjundioso, conceptual. En marzo de 1991 obtiene el Premio Hucha de Oro a su cuento Hasta la vista, utopías, implícita convicción que siempre está ahí esperanzándonos.

Entretanto, escribe guiones para el cine en colaboración con su amigo y gran actor Fernando Fernán-Gómez. Vuelve a la creación poética con sus obras Libros de antisueños (1969-1985). Asombra de esta nueva poesía la grave profundidad sencilla, dramática y directa de su ser, que se derrama en versos ricos de pensamiento: "Hasta el día en que nací, / muerto he sido desde siempre. / Y muerto eterno seré / desde el día de mi muerte". ¿Puede expresarse con mayor conciencia la muerte que llevamos escondida en el corazón?

Poeta grave, sólido, irónico sutil, fue también un luchador infatigable, entrañable amigo y pintoresco descubridor de verdades invisibles. Sabía mucho de las paradojas de la dialéctica humana y sus antítesis desgarradoras que cantaba poéticamente en sus libros de antisueños con esta maravillosa síntesis final: "Dios y el tiempo es lo mismo".

En 1990 aparece su última obra, Cuentos, una colección de narraciones breves de seria y profunda excentricidad. Nada más estremecedor que su relato Mañana no viviremos, anticipación de nuestro destino trágico de seres finitos. Cuando sentimos solamente válido el hoy -viene a decirnos Pilares-, es porque tenemos la certidumbre de que no podremos renacer mañana.

Esta obra mereció la crítica del académico de la Lengua, filólogo y crítico literario Ricardo Gullón, quien la sitúa entre las narraciones más importantes de la literatura española de este siglo. El crítico Pablo Corbalán, en su artículo Pilares, entre el Gijón y don Pío, analizó justa y elogiosamente toda la obra del autor asturiano.

Sus obras adquirieron trascendencia internacional y muchos de sus cuentos han sido traducidos a las más importantes lenguas europeas.

Ha dejado un diario inédito que, según la novelista Elena Soriano, es un documento extraordinario sobre los últimos 50 años de la vida literaria y política española.