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La 'yakuza' se disfraza de honradez

Entra en vigor una ley para controlar a la mafia japonesa, con 90.000 miembros y mayores beneficios que Sony

Juan Jesús Aznárez

La yakuza (mafia japonesa) se agrupa detrás del cuello blanco y las corporaciones fantasmas para sortear la nueva ley contra el delito organizado que hoy entra en vigor. El principal sindicato mafioso solicitó en enero la legalización de uno de sus grupos bajo el nombre de Liga por la Purificación de Japón. Sus objetivos declarados fueron la lucha contra la droga, uno de los negocios más prósperos de organizaciones que se enriquecen con el chantaje o el asesinato. Un jefe se presentó como director de una organización religiosa.

Fuentes policiales han reconocido que la nueva ley difícilmente podrá desmontar los negocios registrados legalmente por los padrinos de los principales sindicatos, ni combatir su complicidad con muchas empresas niponas. La influencia y penetración de la yakuza en los distintos estamentos de la sociedad japonesa, con cerca de 90.000 miembros y 3.300 agrupaciones, es enorme. Su capacidad de recaudación, cerca de 12.000 millones de dólares (1,2 billones de pesetas) en el último ejercicio según un cálculo de la policía, superó en 1989 las ganancias de Sony.La ley aprobada por la Administración nipona permite a la policía clasificar a siete sindicatos mafiosos como "organizaciones delictivas" y reducir su margen de maniobra y sus ingresos relacionados con el juego, la intimidación, los préstamos con usura o la mediación en demandas judiciales civiles. Se confía en que su progresiva llegalización facilite el paralelo alejamiento de los políticos de fuentes de financiación sospechosas de connivencias con el delito organizado. Un 30% de los ingresos mafiosos proceden de las actividades colocadas en el punto de mira de la nueva ley, que establece multas a partir de un millón de yenes (unas 800.000 pesetas) y penas de cárcel de un año como mínimo.

Takaji Kunimamatsu, experto de la Agencia Nacional de Policía en asuntos mafiosos y uno de los inspiradores del nuevo reglamento, advierte que las disposiciones no podrán ser invocadas cuando determinadas empresas contraten los servicios de la yakuza para apartar del camino a quienes estorban en sus planes, asunto que deberá ser tratado en otra jurisdicción. Las dificultades de la lucha antimafia han sido destacadas por la prensa nacional, que alerta contra los esfuerzos de la yakuza y especialmente del sindicato Yamaguchigumi, el más poderoso, con 26.000 miembros distribuidos en 944 grupos, por encontrar un asidero legal a sus actividades.

Yamaguchi-gumi, Inagawakai y Sumiyoshi Kai, los tres grandes, tratan de sobrevivir como respetables compañías inmobiliarias en las que los padrinos pasan a ser presidentes de los consejos de administración, y sus guardaespaldas, jefes de negociado. Hasta ahora, miles de yakuzas se identificaban como tales en sus tarjetas de presentación, pero eso ha sido desaconsejado por los líderes, ocupados también en deshacerse de los miembros con expedientes policiales comprometedores.

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Uno de los pasos dados por Yamaguchi-gumi ha sido editar un manual titulado Cómo eludir la nueva ley, en el que se recomienda la rápida legalización de compañías. La tapadera para miles de millones puede ser un puesto de periódicos o un restaurante. "Algunas veces son los propios policías quienes se evitan problemas. Mi vecino es yakuza y, harto de sus abusos en el aparcamiento del coche, llamé a la policía. Cuando se enteraron de que pertenecía a uno de los sindicatos se inhibieron", comenta un banquero español.Muchos y variados son los sistemas empleados por la yakuza, con miles de millones de yenes en acciones de grandes firmas del sector siderometalúrgico, para conseguir ganancias. Uno de ellos demuestra con claridad su facilidad recaudadora. El pasado mes de noviembre, la dirección de la corporación industrial Kurabo descubrió que detrás de la compra de un paquete de acciones de la compañía por 20.000 millones de yenes a través de una compañía interpuesta se encontraba la mafia. El incómodo nuevo accionista accedió a los requerimientos de Kurabo y revendió su parte por 5.000 millones de yenes más los desembolsados pocos días antes.

El mercado se ha ampliado y la yakuza actúa con la Cosa Nostra en EE UU, imparte cursillos en Corea del Sur, Hong Kong y Taiwan, o compra armas cortas en Filipinas. Se prepara para aguantar el primer asalto serio contra algunas de sus actividades, pero las posibilidades de ingresos pueden ser adaptadas a las nuevas circunstancias.

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