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Un alumno de bachillerato asesina en Nueva York a dos compañeros de clase

Los estudiantes del instituto Thomas Jefferson de Brooklyn, donde un alumno asesinó a dos de sus compañeros el pasado miércoles, serán revisados por un detector de metales a diario antes de entrar a las aulas. Hasta ahora, esta medida se aplicaba en algunas escuelas de la ciudad de Nueva York una vez a la semana. Las últimas muertes han demostrado que las pistolas se pueden introducir los días sin vigilancia y permanecer ocultas en las taquillas, junto con el bocadillo y los libros, hasta que estalle una riña.

El miércoles, 90 minutos antes de que el alcalde de Nueva York, David Dinkins, llegara al instituto Thomas Jefferson de Brooklyn para advertir a los alumnos sobre los peligros de la agresividad incontrolada, dos estudiantes fueron asesinados a tiros por un compañero de clase en los pasillos del colegio. Ian Moore, de 17 años, murió de un disparo en el pecho, y Tyrone Sinkler, de 16 años, de un disparo en la nuca.En aquel momento, debido a la visita del alcalde, el centro estaba repleto de policías que fueron incapaces de evitar la tragedia. Los dos guardas de seguridad habituales con los que cuenta el centro habían sido reforzados con otros 13 agentes. Además, 10 agentes de policía rodeaban el edificio, pintado de rosa, donde hace tres meses otro estudiante había sido asesinado y un profesor herido de gravedad.

Enemigos desde 1990

Minutos después de los disparos realizados con una pistola del calibre 38, la policía detuvo al estudiante Khalil Sumpter, de 15 años, que fue acusado de dos asesinatos en segundo grado y de posesión y uso de arma de fuego como si de un adulto se tratara.

Según las investigaciones de la policía, el detenido y uno de los fallecidos estaban enfrentados a raíz de su detención como sospechosos de un robo en 1990. Sólo uno de ellos fue encarcelado, y la enemistad entre ellos se hizo más profunda.

El miercóles en Brooklyn, el derramamiento de sangre joven no acabó ahí. Ese mismo día, la madre de un amigo de los asesinados encontró a su hijo herido en su habitación con un disparo en la cabeza.

El debate sobre la posibilidad de controlar la violencia en las escuelas a través de los detectores de metales que se utilizan desde hace unos meses está servido. Hasta estas últimas muertes, un equipo de especialistas visitaba 19 institutos una vez a la semana para hacer las comprobaciones. Pero este tipo de medida de seguridad, que le cuesta al deprimido presupuesto de la ciudad 2,5 millones de dólares (250 millones de pesetas), crea mal ambiente entre los estudiantes y provoca protestas. Ésta fue la razón por la cual el pasado martes, día en el que inicialmente estaba prevista la visita del alcalde, la inspección fue cancelada. A partir de ayer, los detectores de metales funcionarán a diario en el instituto Jefferson para evitar que los estudiantes aprovechen los días en los que no están en servicio para introducir sus armas.

El instituto Thomas Jefferson, compuesto en su totalidad por estudiantes hispanos y negros, está rodeado por descampados donde se trafica con droga, en una de las zonas más violentas de Nueva York. En esta zona del este de Brooklyn se escuchan disparos indiscriminados cuando cae la noche. Ésta es la razón con la que muchos estudiantes defienden su necesidad de llevar armas para protegerse del peligro de atravesar las calles. Desde 1987, 50 estudiantes del instituto Jefferson han muerto por diversas causas.

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