El inicio de una nueva era olímpica
Incluso durante la guerra fría, los Juegos Olímpicos proporcionaban una suspensión temporal de las hostilidades:. el público de ambos lados de la gran divisoria no dejaba que sus diferencias les impidieran preferir, y a veces convertir en héroes, a extraños con talento pertenecientes al otro bloque que se veían en las pantallas de sus televisores cada cuatro años.Siempre existía, sin embargo, la conciencia de la utilización de los deportes como sustitutos de juegos más importantes del poder mundial y de la rivalidad Este-Oeste. Ahora, por fin, esto ha terminado y, como han dejado claro los Juegos de Invierno que finalizaron el domingo, las Olimpiadas salen ganando. Se ha acabado la vieja palabrería del hockey sobre los jóvenes amateurs americanos contra el monolito soviético.
Incluso se ha acabado la Unión Soviética. ( ... ) Los aspectos políticos de los Juegos del pasado han proporcionado grandes momentos (Jesse Owens en Berlín) y otros bajos (los atentados de Múnich). La ocasión de 1992 puede muy bien ser el comienzo de una nueva era en la que las naciones aplaudan a sus propios héroes sin darles un significado político a las victorias o las derrotas. Es maravilloso ver jóvenes atletas tan brillantes en cualquier circunstancia, y en esta nueva era de libertad y realineamiento estos Juegos han elevado los ánimos e inspirado esperanza.
27 de febrero