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Sólo un viajero subió al autocar que estrenaba la nueva línea entre Madrid y Sevilla

Javier Casqueiro

Antonio Lapeña era ayer un hombre orgulloso. Por un día se sintió protagonista de una inauguración. Y lo fue. Lapeña, que trabaja para Telefónica y tenía que montar una reunión en Sevilla, odia los aviones. Llamó a la estación Sur, preguntó horarios, reservó un billete para las siete de la mañana y se aprestó a cubrir el recorrido. Cuando llegó a la estación se enteró de todo: la línea estrenaba servicio, y él iba a inaugurarlo. Fue el único viajero de su autobús. Durante el resto del día, otras 70 personas le copiaron, repartidas en 26 viajes. Ningún autobús tuvo más de 10 viajeros.

Un conglomerado de 18 empresarios del sector de los transportes (Sevibús) se ha formado para llevar a buen puerto esta concesión —que recaía hasta ahora en La Sepulvedana—, otorgada por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes el pasado 21 de octubre hasta dentro de 12 años. Un conglomerado que ha organizado nueve expediciones diarias, ida y vuelta, Madrid-Sevilla, más una entre Madrid y Huelva y tres de Madrid a Ayamonte.

Esta línea, además, aprovechará el tirón de la Expo para aproximar a los menos pudientes a la capital andaluza por 2.090 pesetas (3.400 con regreso). El billete más barato del tren de alta velocidad costará más de 6.000 pesetas.

La duración del trayecto es el único fallo del Sevibús. Los 538 kilómetros del primer viaje se cubrieron en seis horas y media. Este tiempo es orientativo, y se tenderá a rebajar.

La línea Sevibús, como se ha denominado a estos autobuses de verde diseño italiano y prestaciones de alto nivel, se compone de 16 vehículos último modelo Setra, lo que significa entre los entendidos una garantía. "¡Tela, esto es seda!", fue el resumen que hizo Antonio Daoiz Daoiz, conductor acompañante del trayecto, de lo que sentía al llevar este autocar.

Este Sevibús, como los otros quince que ha comprado la empresa por unos 25 millones de pesetas por unidad, tiene de todo, incluso una cama. "¡Todo menos azafatas!", responde Antonio Lapeña, el privilegiado cliente que estrenó ayer el servicio en compañía de un redactor de EL PAIS.

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Lapeña fue el único usuario del primer viaje. Se enteró de la fiesta por casualidad al llamar a los anteriores concesionarios para saber las horas de salida de Madrid a Sevilla. El antiguo concesionario, La Sepulvedana, cuyo primer autobús salía a las 10.00 horas, está pasando a la nueva línea los billetes que habían reservado los viajeros para después del día de ayer. Ese concesionario le dio el teléfono de la nueva empresa y así se reservó su asiento: "Por si había problemas".

El director gerente de Sevibús, José Vera Soler, reconoce que ha faltado promoción del servicio. Estos días, hasta que empiece la campaña de promoción el 1 de marzo, servirán de rodaje para todos y para todo.

Lapeña, ayer, se hinchó de probar las virguerías que lleva el Sevibús: Retrete químico(donde las deposiciones se descomponen totalmente sin dejar olor), butacas reclinables y desplazables lateralmente con apoyapiés, cabezal regulable, conexión de auriculares con el vídeo, dos cadenas de compacto y la radio, aseo, salón trasero, periódicos, refrescos.

Emilio Melero Ruiz, el elegido primer conductor, se hartó de enumerar los avances técnicos del bicho, del autocar. Treinta y tantos botoncitos para accionar otras tantas prestaciones.

El viaje desde luego fue atípico. Durante la película, Tras el corazón verde, se montó la charla. El conductor y el usuario se pusieron de acuerdo en las bondades de los autobuses. "Ni el avión, ni el tren son competidores directos de este servicio, que además de buen precio ofrece calidad", afirmó Lapeña encantado. "Porque a ver cómo y cuando funciona el AVE", bromeó.

La empresa ha ajustado mucho sus prestaciones. El precio se ha calcula sobre la base de 3,85 pesetas el kilómetro por viajero, lo que implica al menos 20 usuarios por servicio para equilibrar gastos. El traslado, sin embargo, se hace largo para disponer (menos en 62 kilómetros) de toda una autovía.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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