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Israel intenta barrer a Hezbolá del sur de Líbano

Tropas israelíes apoyadas por artillería, tanques y helicópteros tomaron ayer dos aldeas del sur de Líbano para aplastar al movimiento guerrillero musulmán que se ha embarcado en una campaña de bombardeos contra Israel. El Estado israelí dijo que se trataba de una operación temporal y limitada; pero, más de 12 horas después del avance, los israelíes seguían en Yater y Kafra. Millares de milicianos musulmanes del proiraní Hezbolá y el movimiento Amal llegaron anoche desde Beirut para lo que puede degenerar en una larga campaña.

Tras una jornada de intensos bombardeos y escaramuzas que dejaron un saldo de unas 25 víctimas (entre muertos y heridos), lo que Israel trataba anoche era tranquilizar a la población del sur diciendo que no tiene intenciones de invadir Líbano. Resultó un esfuerzo estéril. Decenas de millares de civiles abandonaron sus aldeas del sur para refugiarse en Tiro y Sidón. Una pésima noticia para el proceso de paz en Oriente Próximo.Muchos de los milicianos barbudos que partieron ayer a enfrentarse con Israel llevaban bandas rojas en la frente. Proclamaban la gloria del martirio islámico.

La toma de Kafra y Yater dos aldeas en lados opuestos de una colina rocosa y desde hace años a merced de los artilleros israelíes y sus aliados de la milicia Ejército del Líbano del Sur, fue fácil. La fuerza israelí sólo tuvo que desplazarse un par de kilómetros, instalar baterías en las alturas y apoderarse de dos aldeas fantasmas.

Soldados del batallón de Fiji que forman parte de la fuerza de paz de las Naciones Unidas (FINUL) trataron de impedir el avance interponiendo obstáculos en el estrecho camino. Fue un gesto simbólico. Los tanques pasaron de largo. En uno de los primeros tiroteos, dos fijianos resultaron heridos de bala. La ONU no ha acusado directamente a Israel.

Según fuentes de seguridad, dos soldados israelíes murieron y tres resultaron heridos cuando colocaban una bomba en una casa de Kafra. Por lo menos cinco guerrilleros murieron en combate. La lista parcial de heridos libaneses pasa de 20.

Los israelíes salieron de su zona de seguridad, la franja que ocupan en el sur de Líbano, poco antes del alba. Mientras los tanques Merkava abrían paso a una fuerza que la ONU calcula en unos 370 hombres, los helicópteros ametrallaron y bombardearon cuatro aldeas vecinas a Kafra y Yater para silenciar la cohetería guerrillera.

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Hezbolá inició su ofensiva poco después del asesinato de su líder, el jeque Abas Musawi, en una emboscada aérea israelí el domingo. Desde entonces, más de cien cohetes tipo Katyusha se estrellaron en el norte de Israel y en la zona de seguridad. Más que valor militar, el ataque de ayer contiene un mensaje político de indudable intención punitiva. Sin embargo, si Israel esperaba espantar a sus enemigos debió llevarse una sorpresa. La incursión tuvo un efecto instantáneo e inusitado: una impresionante movilización de shiíes que han jurado vengar la muerte de Musawi, junto con la primera advertencia de Siria y el Gobierno libanés, que desde 1982 han optado por evitar un enfrentamiento directo con Israel.

Las protestas de Beirut y Damasco recibieron el espaldarazo del secretario general de la ONU. El egipcio Butros Gali formuló anoche un enérgico llamamiento para que Israel se retire de la zona asignada a la FINUL y envió una protesta formal a la delegación israelí. [Por su parte, el secretario de Estado norteamericano, James Baker, declaró: "Obviamente, nos sentimos afectados", informa Reuter.]

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