Una cadena subvencionada

Primero conviene decir que la RAI -incluyendo las tres cadenas, RAI-1, RAI-2 y RAI-3- cerró el ejercicio de 1990, según el último balance disponible, con unas pérdidas de 54.385.594.290 liras (unos 4.500 millones de pesetas). El examen de las sucesivas cuentas de pérdidas y ganancias sugiere que estas pérdidas las absorbe periódicamente el Gobierno, ya que la cuenta de 1989 da beneficios del orden de 500 millones de liras (unos 41,5 millones de pesetas); pero en ella figura la partida "contribuciones o subvenciones del ejercicio", por un total de 200.000 millones de liras (unos 16.600 millones de pesetas), que en 1990 fue cero.

En cuanto a la financiación, los ingresos de 1990 fueron casi tres billones de liras, equivalentes a unos 250.000 millones de pesetas. El mayor capítulo de ingresos (55% del total) corresponde al canon de abono e instalación, impuesto por el que todo usuario pagó en el año indicado 140.000 liras (unas 11.620 pesetas). La suma global recaudada por ese concepto se eleva a 1,650 billones de liras, equivalentes a unos 137.000 millones de pesetas. El segundo (34% del total) es la publicidad: 1,026 billones de liras, equivalentes a unos 85.000 millones de pesetas. El tercero (10,6%) es una serie de servicios y prestaciones concordadas con el Estado que, en definitiva, representan el pago por el Gobierno de los programas que, por ejemplo, la RAI ofrece en alemán o francés a las minorías lingüísticas del Alto Adigio o del valle de Aosta, respectivamente. La RAI ingresó por ese concepto unos 317.000 millones de liras, que equivalen a unos 26.000 millones de pesetas.