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De 'geishas' a coroneles

Japón abre su academia militar a las mujeres

Juan Jesús Aznárez

La japonesa podrá ser coronel, cuadrar a un comandante y marcar el paso de una tropa poco acostumbrada a recibir órdenes de sus compatriotas del sexo contrario. Por primera vez desde su apertura en 1953, la academia militar nipona ha admitido a 73 mujeres en sus cursos de oficiales. Ha pasado la época en que las esposas iban metros detrás del cónyuge y se rendían a su voluntad en una sociedad profundamente machista.

Las mujeres de Japón, país que inventa como nadie y avanza como una apisonadora cuando decide adelantarse, no parecen estar muy dispuestas a perpetuarse sirviendo el té a sus companeros de trabajo.La mayor parte de las 73 jóvenes niponas ingresarán en abril y octubre en el West Point nipón para sumarse a los 600 cadetes que cumplen los cuatro años de la carrera donde se forman los mandos de las Fuerzas Armadas japonesas, con 220.000 miembros y un moderno arsenal. Algunas podrán ser eliminadas en posteriores ejercicios. Todos los alumnos que superen las pruebas establecidas en el programa de estudios del centro militar situado dentro de la base naval de Yokosuka, en el sur de Japón, serán dotados de los correspondientes galones de oficial y distribuidos después en unidades de las tres armas. Los cadetes cobran mensualmente 84.500 yenes (unas 77.000 pesetas) y reciben el tratamiento de sargentos.

La admisión de estas jóvenes en los comedores de oficiales, en los que podrán hacerse servir el té por los reclutas, rompe con una larga tradición de exclusividad en la cúpula del estamento castrense, donde otras 5.300 compatriotas son soldados o marinos.

Antes de conocerse la decisión oficial de franquear el acceso de las mujeres a posiciones de mando, el comandante Nobutoshi Watanabe declaró que "pueden contribuir valiosamente a las fuerzas de autodefensa. Por sus características son muy apropiadas para trabajos de oficina, contabilidad y comunicaciones". Aunque no son las funciones que desearían algunas de las aspirantes a teniente, posiblemente éstas serán las que se les asignen después de la graduación.

Entrenamiento estricto

Las solicitudes aprobadas para ingresar en la academia este año, en los dos cursos de abril y octubre, han sido 1.335. El entrenamiento del soldado raso femenino es estricto, pero pocas piensan en una guerra de verdad. Hidelco Sakatugu, de 21 años, hace prácticas de tiro con otras compañeras, pero confiesa: "Ninguna de nosotras cree que puede estallar un conflicto grave. Disparar es algo casi deporfivo". Sakatugu precisa, sin embargo, su condición de nacionalista a ultranza, y subraya: "Esta tierra, Japón, es nuestra tierra, y cuando se trata de defenderla no tiene importancia el hecho de ser hombre o mujer".Su compromiso con el fusil en la defensa de la patria suena todavía extraño entre muchos japoneses, que no acaban de imaginarse a una dama joven cuerpo a tierra y dispuesta al asalto, bayoneta calada. Tampoco se presume cómodo para la tropa acatar la disciplina impuesta por una mujer de estrellas en la bocamanga, y menos todavía cuando se trate de una sargento de cocina que pueda hacer justicia exigiendo buena atención y diligencia entre sus subordinados masculinos al cargo de perolas y fogones.

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