_
_
_
_

Nadie en Cuba apuesta por la clemencia de Fidel Castro para dos condenados a muerte

Nadie en Cuba apuesta hoy un centavo por la vida de Luis Miguel Almeida Pérez y René Salmerón Mendoza. Han pasado sólo 24 horas desde que el Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana los condenara a morir ante un pelotón de fusilamiento, y muchos cubanos creen que ya están muertos. No es para menos. Los gritos de "¡paredón, paredón!" y "¡muerte para los siete asesinos!" todavía resuenan en las estrechas calles coloniales de La Habana vieja, coreados por una multitud que a la salida del juicio se mostraba incuestionablemente ansiosa de sangre.

Ni los disidentes, ni los diplomáticos occidentales ni tampoco la opinión pública de la isla piensa que el Tribunal Supremo o el Consejo de Estado que preside Fidel Castro vaya a perdonar a estos dos jóvenes, autores del asesinato de tres policías cubanos. Los habaneros recuerdan nítidamente la imagen congelada en el televisor en que aparecían los cuerpos del vigilante Rafael Guevara Borges, de 30 años, y del soldado de las tropas guardafronteras Orosman Dueñas Valero, de 20 años, atados de pies y manos sobre una mesa y rodeados por un charco de sangre.Y también recuerdan las imágenes del sepelio de estos dos agentes y del sargento de la policía Yuri Gómez Reinoso, muerto en el mismo suceso. Allí, en el panteón de las Fuerzas Armadas del cementerio Colón, un indignado Raúl Castro afirmó que, de continuar la violencia, el Gobierno cubano no dudaría un minuto en reinstaurar los tribunales revolucionarios, y advirtió que "quien a hierro mata, a hierro muere".

La advertencia iba dirigida a Luis Miguel Almeida Pérez, de 24 años, y René Salmerón Mendoza, de 22. Ellos dos, ayudados por Elías Pérez Bocourt, Erick Salmerón, Pedro de la Rosa Guerra, Miderglis Ponce y Esperanza Atienzo, dispararon contra los tres miembros del Ministerio del Interior al ver frustrado su intento de secuestrar un barco para huir del país hacia Miami.

Almeida descargó varias ráfagas de su fusil Kalashnikov contra los soldados, entre quienes también estaba Rolando Pérez Quintosa, hoy en estado de extrema gravedad. Salmerón, con una pistola Makarov en las manos, disparó al corazón del vigilante Rafael Guevara Borges cuando éste se hallaba ya al borde de la muerte.

Este ensañamiento al cometer el asesinato, detalladamente publicado por el órgano de los comunistas cubanos, Granma, ha hecho pensar a disidentes, diplomáticos y también a altos funcionarios del Gobierno cubano que no habrá clemencia para los asesinos.

En medios diplomáticos se comentaban ayer las diferencias existentes con el juicio celebrado el mes pasado contra Eduardo Díaz Betancourt. "Aquí está claro que se cometió un crimen horroroso, mientras que Eduardo Díaz Betancourt no llegó a disparar un solo tiro", decía un diplomático de la Comunidad Europea.

El disidente Elizardo Sánchez Santa Cruz reiteraba ayer su condena del triple asesinato, pero denunciaba la "escasa transparencia de un juicio en el que se dictan condenas tan severas como la pena de muerte".

Para que no quedasen dudas de la voluntad de las autoridades cubanas de aplicar de forma inflexible las sanciones impuestas el miércoles, el periódico Granma publicaba ayer los antecedentes penales de los condenados.

Tres violaciones

Luis Miguel Almeida Pérez, condenado a muerte por "piratería y asesinato", fue, según Granma, autor de tres violaciones, lo que le costó la expulsión de su oentro de trabajo, que era la base naval de Tarata, el mismo lugar donde se cometio el triple asesinato. René Salmerón, también condenado por los mismos delitos, participó junto a Almeida en dos violaciones.Pérez Bocourt, sancionado a 30 años de prisión por "piratería", fue autor de diversos robos y de la sustracción de un automóvil, por lo que fue sancionado. Salmerón, sobre quien recayó una pena de 25 años por "piratería", estuvo preso dos años por robo.

Por otra parte, tal y como hizo cuando, el mes pasado, fue condenado a muerte y ejecutado un exiliado cubano que regresó armado a la isla, el presidente español, Felipe González, se declaró nuevamente ayer contra la aplicación de la pena capital en Cuba, aunque esta vez matizó su pronunciamiento, informa Ignacio Cembrero.

"A pesar", recalcó González, "de que se ha producido la muerte de algunos funcionarios públicos, ( ... ) nuestra opinión es contraria a la aplicación de la pena de muerte". "En todo caso a mí me gustaría que se ejerciera la clemencia añadió.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_