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González intentó presionar a Li Peng sobre el reto a los derechos humanos en China

EL PAÍS El presidente del Gobierno, Felipe González, se entrevistó ayer en Madrid con el primer ministro chino, Li Peng, al que intentó convencer de la necesidad de respetar los derechos humanos dentro del proceso de reformas iniciado en China. Li Peng, que ayer inició su visita oficial a España, eludió cualquier compromiso sobre el asunto y se esforzó por centrar las conversaciones en los aspectos económicos. No obstante, el recuerdo de la matanza de la plaza de Tiananmen, en 1989, enfrió el ambiente de la primera jornada de la visita oficial, a lo largo de la cual hubo algunas acciones de protesta contra el régimen de Pekín.

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La entrevista privada entre Li Peng y González se prolongó por espacio de una hora, según fuentes oficiales españolas, y a lo largo de la misma González se refirió a los derechos humanos, "pero en el marco general del respeto a las libertades que debe desarrollarse en un proceso de reformas como el emprendido en China".Esta petición de González no recibió, sin embargo, una respuesta positiva por parte del mandatario chino que en su exposición del proceso de reformas no se refirió al ámbito político y centró su intervención exclusivamente en los aspectos económicos. Li Peng resaltó el papel desarrollado por España en la normalización de las relaciones de China con la Comunidad Europea.

Otros asuntos analizados entre González y Li Peng fueron la actual composición del Consejo de Seguridad de la ONU, la propuesta de China para su ingreso en el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) y la presentación de su candidatura como organizadores de los Juegos Olímpicos en el año 2000.

En cuanto a los acuerdos económicos, según la agencia Efe, los dos dirigentes estudiaron los detalles de los que suscribirán para la construcción de una acería con inversiones superiores a 30.000 millones de pesetas y otro para la instalación por parte de Telefónica de 150.000 teléfonos en las provincias de Guizhou y Mongolia.

Li Peng, que viaja acompañado, además de su esposa, Zhu Lin, de los ministros de Exteriores, Comercio Exterior, Planificación y de Reestructuración Económica, se entrevistó con el presidente de la CEOE, José María Cuevas, con quien acordó la puesta en marcha de inversiones cercanas a los 40.000 millones de pesetas y que darán ocupación a 150 empresas.

Tras su entrevista con Li Peng, José María Cuevas elogió la "gran sensibilidad del Gobierno para ir buscando mayores márgenes de financiación si las autoridades chinas optan por conceder nuevos proyectos a empresas españolas".

Lo que debe percibir la opinión pública, a juicio de Cuevas, es que las facilidades financieras que el Gobierno español está concediendo en este caso al chino y su posible ampliación "no son a fondo perdido ni regalos, es la posibilidad de financiar que las empresas españolas desarrollen proyectos muy importantes en China".

José María Cuevas destacó que el intercambio comercial entre China y España, además de los acuerdos sobre siderurgia y telecomunicación firmados en esta visita, tiene amplias expectativas en sectores como el textil, manufacturas, agroindustria y alimentación.

Intercambio comercial

Durante 1991, el volumen comercial entre España y China se saldó con un déficit para España de 85.521 millones de pesetas, según fuentes de la Dirección General de Aduanas.

Anoche, el presidente del Gobierno, Felipe González, y su esposa, Carmen Romero, ofrecieron una cena en el palacio de la Moncloa al primer ministro Li Peng y a su esposa, Zhu Lin.

Hoy, tras la entrevista con el presidente del Senado, Juan José Laborda, Li Peng y Felipe González mantendrán una segunda reunión de trabajo en La Moncloa. A primera hora de la tarde, el primer ministro chino y la delegación que le acompaña viajarán a Barcelona, donde visitarán el anillo olímpico, serán recibidos por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y emprenderán posteriormente viaje de regreso a su país.

Partidos políticos y una representación de los 30.000 chinos residentes en España convocaron diversos actos de protesta por la presencia de Li Peng, al que consideran responsable de la matanza de la plaza de Tiananmen y de las represiones posteriores.

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