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MADRID, SIN AUTOBUSES

Un sindicato muy voraz

Javier Casqueiro

La Platafoma Sindical, que hoy ostenta el 85% de la representatividad en el comité de la EMT, no existía en 1989. Sus actuales líderes, aclamados y con un arrastre entre los 7.000 trabajadores de la empresa que para sí hubiera querido Manolete, surgieron al finalizar ese año tras atravesar como si fuera un desierto la transición democrática.Pablo Rodríguez Peña, el carismático secretario general de la Plataforma; Ricardo Rosado, el presidente del comité de empresa; y Ramón Fernández, el más histórico de los portavoces de este sindicato, fueron encarcelados y expulsados de su trabajo en 1976 tras reclamarle democracia interna precisamente al mismo director general que ahora ocupa este cargo. Luego, ellos fueron readmitidos y el director degragado.

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Estos líderes, durante esos años desilencio, estuvieron en el sindicalismo pero sin un papel protagonista. Alguno tuvo tiempo y ganas-para afiliarse sucesivamente a CC OO y UGT, los sindicatos de clase a los que ahora descalifican como "burocratizados". Fundaron la Plataforma "para defender a los pobres sin agachar las verticales" y fueron tachados de "cuatro locos". No tenían fuerza. Su huelga de estreno hizo perder a la empresa 30 millones de viajes. Casi 1.300 millones de pesetas.

Con el éxito de ese paro forzaron una negociación del convenio, concedida sin reparos por el entonces alcalde de Madrid, Agustín Rodríguez Sahagún, que ha significado un incremento de su salario del 32% en dos años. La resolución de aquel conflicto es considerada ahora por el director general de la empresa, Tomás Burgaleta, un grave error político.

En las siguientes elecciones sindicales arrasaron con todo. Ni siquiera los 450 afiliados a Comisiones votaron a sus candidatos, que sólo obtuvieron 350 papeletas.

Un millón de ingresos

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En estos dos últimos años no se han extendido y estructurado. A sus 3.200 afiliados les cobran una cuota mensual de 300 pesetas. La revista Camina o revienta -doce números al año- se vende por 35 pesetas. En su cuenta, por tanto, figuran cada mes unos ingresos cercanos al millón de pesetas, pero también hay gastos.

Desde que se constituyó este sindicato, que se dirige asambleariamente, se ha contratado el cine Infante (90.000 pesetas) en quince ocasiones para sus encuentros masivos con los trabajadores. Ádemás, al final de cada asamblea se pasa bote. La Plataforma, pese a contar en la sede de la EMT con un local, ha alquilado otro cerca de la Puerta del Sol. Ahora, durante la huelga, aumenta su logística: comida y bebida para los piquetes, otro local, más asambleas, faxes...

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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