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MADRID, SIN AUTOBUSES

Del éxito de una huelga salvaje a las cartas de despido

Los madrileños asistieron en marzo de 1990 a la huelga más larga y salvaje de un transporte público. Ningún autobús de la EMT funcionó durante 22 días consecutivos. El seguimiento fue total y no hubo servicios mínimos en una huelga convocada por un colectivo, Plataforma Sindical, que ni siquiera tenía representación en el comité de empresa. La huelga comenzó el 16 de marzo y afectó a ese millón de madrileños que se calcula sue le utilizar el autobús. Los más perjudicados fueron, entonces como ahora, los residentes en los barrios periféricos más pobres a los que no llega la red del metro.La huelga de 1990 se sustentaba en la petición de un importante incremento salarial, aplicado a unos sueldos que rondaban las 90.000 pesetas mensuales. Los huelguistas querían un incrementeo del 7,5% y una subida lineal de 25.000 pesetas, así como una reducción del horario. En el acuerdo final los trabajadores lograron un aumento para 1990 del l2,5%; y para 1991, un aumento de acuerdo con el coste de la vida más dos puntos. El 6 de abril se desconvocó la huelga y no hubo sanciones.

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El éxito de aquella convocatoria fue el certificado de defunción de CC OO y UGT en el comité sindical de la EMT. Ambos sindicatos, que acusaban a la Plataforma de servir a los intereses capitalistas de privatizar la empresa y se negaban a secundar los métodos de sus companeros, fueron barridos por sus adversarios en las elecciones sindicales de diciembre de ese año. La Plataforma Sindical consiguió 36 delegados de un total de 42.

Desde entonces, este sindicato ha mantenido posturas radicales para conseguir sus reivindicaciones. Exigió una reunión con la Administración y la empresa para negociar que en la Nochebuena de 1990 no circularan autobuses a partir de la diez de la noche y, en contrade lo acordado por la EMT, unos 30 conductores- representantes de la Plataforma realizaron un plante y se negaron a trabajar en los turnos mínimos de autobuses programados para esa noche.

Para los primeros días de abril de 1991 amenazaron con una serie de acciones "imaginativas" por la falta de seguridad en algunas líneas; pero, tras llegar a un acuerdo con la empresa, desconvocaron los paros.

Con el calor, el 29 de junio, la Plataforma impidió la salida de los autobuses de 28 líneas porque los, vehículos no disponían de aire acondicionado; y en el otoño, el 15 de octubre, los afiliados a la batalladora Plataforma Sindical paralizaron 200 autobuses de 25 líneas por "la falta de higiene y la suciedad de los coches".

Las sanciones impuestas por la empresa a los 36 miembros del comité de la Plataforma por estos paros tuvo como respuesta la huelga ilegal del pasado día 15 de enero. Un día sin autobuses y sin servicios mínimos que desembocó en 27 despidos y en la huelga desatada ayer.

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