Filmoteca y censura

Con relación a la carta de José Ramón Lastra del Pozo publicada en esta misma sección el 8 de enero de 1992 con el título Censura, vergüenza e ignominia, desearía precisar lo siguiente: la película de José Luis García Sánchez La noche más larga, a la que hace referencia el señor Lastra del Pozo, está incluida en el ciclo Premios Goya 1991: todo el cine español del año, organizado conjuntamente con la Academia de las Artes las Ciencias Cinematográficas de España, institución que ha gestionado los permisos necesarios de las productoras y distribuidoras de las películas que integran el ciclo y el préstamo de las copias proyectadas en el cine Doré.En el caso concreto del filme de José Luis García Sánchez, la copia procedía de la distribuidora UIP, y, fue la misma que se proyectó en los cines Vaguada M-2 de Madrid.

A raíz de las acusaciones vertidas por el señor Lastra del Pozo sobre la aparente censura (sic) por parte de la Filmoteca de una secuencia de dicha película, y pese a su evidente falta de fundamento, procedimos a verificar con la productora la duración original de la película y la de la proyección realizada en el cine Doré, y comprobamos que ambas coincidían. Asimismo, en el informe elaborado por técnicos de la Filmoteca sobre el visionado previo de la copia con el fin de comprobar el estado de la misma antes de su proyección, no constaba ninguna referencia a cortes o manipulaciones de ninguna clase.

Finalmente, y ya que en la proyección del filme se hallaban presentes miembros de la Academia de Cine, así como críticos e historiadores cinematográficos de reconocida solvencia, consultamos telefónicamente con algunos de ellos este extremo y todos coincidieron en declarar que la secuencia a la que hace mención el señor Lastra del Pozo sí pudo ser vista en la proyección del cine Doré. Este punto fue confirmado por el personal del propio cine y porotros espectadores habituales, entre los que se encontraban tanto personas que veían la película por primera vez como personas que asístían por segunda vez a su proyección.

Por todo lo anterior, queremos pensar que las acusaciones del señor Lastra del Pozo se deben a una involuntaría -aunque lamentable- falta de atención, que no habría tenido mayores consecuencias si dicho señor se hubiera molestado en verificar sus sospechas con algún otro de los espectadores presentes. Consideramos que a la hora de formular hipótesis tan improcedentes sobre una institución como la Filmoteca Española, que ni siquiera en tiempos pretéritos tuvo entre sus cometidos el deplorable ejercicio de la censura, habría que proceder de manera más responsable.-

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