Luis de Pablo sueña, América
Antigua fe
De Luis de Pablo. Orquesta Sinfónica de Madrid. The Richards Cooke Singers. Solista: Pilar Jurado. Director. L. Pfaff. Estreno mundial. Iglesia catedral de San Isidro, Madrid, 28 de enero.
Después del último estreno de Luis de Pablo parece ser que queda resuelta la asistencia de público a la convocatoria de la música actual: basta con interpretarla en la iglesia catedral de San Isidro hacerlo a título gratuito.Quizá estas circunstancias facilitan el acceso de un público "no deformado por la cultura" y sin apriorisimo alguno que no sólo acude a la llamada, sino que reacciona con acusado entusiasmo a músicas que no lo despiertan tanto en otros ambientes dominados por Mozart, Mahler, la & era o los tenores. Éxito
Así pues, el Consorcio para Madrid Capital Europea de la Cultura (COM 92) se ha apuntado un señalado éxito, y su regidor, Pablo López de Osaba, se sacó, sonriente, la espina del otro día, cuando sucedió que a la Sinfónica de Euskadi le correspondió actuar en el Auditorio Nacional para tan sólo una desoladora minoría de espectadores.Con todo esto no quiero insinuar, ni lejanamente, que la cantata Antigua fe, para soprano, coro y orquesta, que en estreno mundial nos presentó Luis de Pablo, no merezca el éxito obtenido y aún mayor.
Una vez más, Luis de Pablo ha hecho a través de la música el viaje a lo desconocido, en este caso el México de los aztecas y los mayas.
No es la primera vez que el compositor bilbaíno siente la llamada de América, pues ahí están dos precedentes importantes: Retratos de la conquista y Malinche.
Semejante viaje no resulta nada fácil, pues la distancia del tiempo queda aumentada por la distancia entre culturas.
Entonces, Luis de Pablo ha debido poner en funcionamiento la imaginación, y bueno será recordar sus Imaginarios, de 1967, y asimismo su azogada 31 permanente curiosidad por las culturas extraeuropeas.
Imaginarios fueron Mixititlán, de Cruz de Castro; Chichen-Itzá, de María Teresa Prieto; Xochipilli-Macuitxochi,l y la Sinfonía india, de Chávez; la Cantata para la América mágica y Popol- Vuh, de Ginastera., y demás ejemplos que, por una u otra vía, consiguen reinventar el repertorio precolombino, algo que aparece como más testimonial en las piedras que los; españoles encontraron a su llegada como muestra de un pretérito (Chichen-itzá, Bonampak, Copan) que en la propia música.
Por otra parte, Luis de Pablo, como en otras ocasiones, opera desde su imaginación contemporánea más para crear que para devolvernos lejanas formas de cultura, aun cuando se base en textos aztecas y mayas y en un repertorio simbólico (dioses, atavíos, flores, sacrificios) más o menos puntualmente estudiado por Vicente Barrera, Franz Blom, Vicente Mendoza, Rafael Girard, León Portilla (Gritos, sacerdotes y atavíos, 1938), Samuel Martí, Jesús Roinero o Eric Thompson, entre tantos dignos de mención.Solos
En forma. de cantata y en un lenguaje que no deja de estar relacionado con El viajero indiscreto, los solos de gran coloratura a cargo de la soprano, que interpretó excelentemente Pilar Jurado, se contraponen a los números corales, que alcanzan su máxima belleza en la Elegía, asumidos por la. formación de Richard Cooke y una orquesta muy individualizada que reserva su talante global para el Preludio y El viaje, primera y sexta parte de las siete que conforman la obra.El todo responde a una idea y arroja unos resultados de gran cohesión, nueva muestra del temperamento dramático de Luis de Pablo, quien nos ha hecho "soñar América" con decidida eficacia y asistido por el muy buen trabajo del maestro suizo Luca Pfaff y la Sinfónica de Madrid.
Comenzó, pues, brillantemente el nuevo ciclo del COM 92, titulado Música celestial, por alusión, sin duda, al espiritualismo y la religiosidad de los distintos programas.
