La 'perestroika' religiosa en Ucrania
Los popes se reconvierten al independentismo y ofician sus ritos en lenguas vernáculas
"En toda Ucrania se está produciendo un renacimiento nacional y espiritual, y la gente exige que en un Estado independiente, la Iglesia sea también independiente". Así de claro lo tiene el padre Bo rís, presbítero en Kíev de la Iglesia ortodoxa oficial. Los dirigentes de esta confesión se han convertido con oportuna rapidez al independentismo y han permitido a sus sacerdotes ofrecer los oficios en ucranio, en lugar del eslavo antiguo, lo que les permite luchar con las mismas armas que sus competidores de las otras iglesias.
La Iglesia ortodoxa autocéfala y la Iglesia greco-católica (más conocida como uniata) renacieron meses atrás bajo el amparo de la perestroika y al calor de los movimientos nacionalistas de oposición.¿Qué significa autocéfala?", pregunta una anciana a uno de los sacerdotes que acaban de celebrar un oficio dominical al aire libre, bajo la nieve en el barrio de Tereniki-2, situado en las afueras de Kíev. "Significa que no dependemos de nadie, que es una iglesia totalmente ucraniana", responde el oficiante, al tiempo que pro sigue con su tarea de lanzar agua bendita a los cubos y vasijas llenos de agua corriente que los fieles, formando corro, han depositado sobre el suelo.
"Écheme agua bendita"
Centenares de vecinos han acudido a la celebración, convoca dos por carteles colocados en los puntos estratégicos del barrio, con la esperanza de que el agua bendecida en conmemoración del bautizo de Cristo1es ayude a superar el difícil año de 1992. "Por favor, écheme agua bendita", ruega una señora que se ha retrasado, cuando ya los padres Andrij y Bogdan Teodot están subiendo al taxi que les llevará rápidamente al cercano pueblo de Gothore. El interés de un número notable de ciudadanos ex soviéticos por la religión se pone de manifiesto los sábados y los do mingos por las colas que se forman ante los templos. Y ese interés popular ha dado alas a los grupos religiosos, buena parte de los cuales ha recibido el apoyo manifiesto de las organizaciones de oposición a las antiguas autoridades comunistas. "No se puede decir que nuestra Iglesia sea nacionalista, porque es de todo el pueblo. Pero está ligada al renacimiento del espíritu nacional. Es una Iglesia nacional ucraniana", subraya en su despacho el padre Antonio, arzobispo de la Iglesia ortodoxa autocéfala. A sus espaldas se puede ver, a la izquierda, una bandera amarilla y azul.de Ucrania, y a la derecha, una caja fuerte: es a la vez el administrador de la eparquía (diócesis) de Kíev.
Esta confesión reapareció en Ucrania occidental hace poco más de dos años, apoyada por ucranios de Estados Unidos y Canadá, como corrobora el pie de imprenta de sus libros y folletos. En esa misma región, que estuvo en manos de Polonia hasta 1940, ha reaparecido la Iglesia greco-católica, que se declara obediente al Papa de Roma pero conserva los ritos ortodoxos. Ambas, según sus oponentes, han sido apoyadas por el movimiento Ruj, que a partir de Ucrania occidental ha difundido el nacionalismo por todo el país. Estas iglesias de oposición acusan a la Iglesia ortodoxa oficial de haber colaborado con las autoridades comunistas.
Acusados de pro rusos
"Nosotros hemos dado siempre la cara por nuestros fieles y muchos pagaron con la vida sus sacrificios", replica el padre Borís. "Por nuestra dependencia del patriarca de Moscú se nos ha acusado de ser pro rusos y, aunque parezca absurdo, de pro comunistas", agrega en tono indignado. En septiembre de 1990, el metropolitano de Kíev ya logró la autonomía administrativa del patriarcado de Moscú, pero la representación ante el exterior la sigue ostentando el titular de la capital rusa.El paso definitivo para adecuarse a la nueva situación política se dio en una asamblea celebrada del 1 al 3 de noviembre pasado, en la que se decidió pedirle al patriarca Alexi la independencia total para la Iglesia cristiano ortodoxa de Ucrania. Al mismo tiempo, se decidió que los sacerdotes que lo consideraran oportuno dieran la misa en ucranio, en vez de hacerlo en eslavónico antiguo. "En los momentos difíciles, nosotros hemos mantenido la chispa del fuego de la fe que ahora llena los corazones de las nuevas generaciones", insiste el padre Borís.
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