La Comisión y el IME serán los jueces de la convergencia
Diciembre de 1996 será un mes tenso en la Comunidad Europea. Las últimas semanas del año marcarán la velocidad real de la unión económica y monetaria. Según los acuerdos de la cumbre de Maastricht, el Banco Central Europeo y la moneda única podrán comenzar en 1997 si hay siete países comunitarios que cumplan los cinco requisitos de convergencia establecidos en diciembre pasado. La Comisión Europea y el Instituto Monetario Europeo (IME) serán los encargados de examinar a los 12 Estados comunitarios y decidir quiénes pueden acceder a la primera velocidad.
El IME empezará a funcionar el 1 de enero de 1994. Este instituto es el embrión del futuro Banco Central Europeo (BCE) y jugará un papel destacado en la segunda fase de la unión monetaria. Aunque todavía no está decidida la sede del IME, ni concretados algunos aspectos de su funcionamiento, esta institución actuará de coordinadora de la política monetaria.
Las funciones básicas del IME en su corta vida -dejará de funcionar cuando se cree el BCE y el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC)- son las siguientes:
Reforzar la cooperación entre los bancos centrales de los países miembros.
Coordinar las políticas monetarias para conseguir estabilidad de precios.
Vigilar el funcionamiento del SME.
Celebrar consultas sobre materias de competencia de los bancos centrales que afecten a la estabilidad de los mercados e instituciones financieras.
Dirigir el Fondo de Cooperación Monetaria Europea cuando éste deje de existir.
Vigilar y promover el funcionamiento del ecu.
Actuar como agente de los bancos centrales nacionales para recibir y administrar las reservas de divisas.
Algunos han querido devaluar la actuación del IME, pero los jefes de Estado y Gobierno apostaron en Holanda por un instituto realmente ejecutivo. Con permiso de la Comisión, por supuesto.
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