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La vía de escape

Justicia y los funcionarios se echan la culpa del rosario de fugas en la prisión de Burgos

Luz Sánchez-Mellado

Diecisiete fugas en siete meses. Un subjefe destituido por cobrar presuntamente dinero a cambio de permisos. Puertas abiertas. Escaleras de mano al alcance de cualquiera. La prisión de Burgos ya es conocida en la ciudad como Ia cárcel de Gila". Los funcionarios dicen que la cárcel es vieja y que no puede albergar reclusos peligrosos y con tendencia a la fuga. Justicia no oculta sus sospechas de que los funcionarios hacen la vista gorda con los evadidos.

"Antes no se fugaba nadie, y ahora se van dos cada 15 días. Algo ha tenido que pasar". Tanto los responsables de la Secretaría General de Asuntos Penitenciarios como los funcionarios de la prisión de Burgos se plantean esta paradoja, pero le dan respuestas antagónicas. Desde que empezaron las fugas, en junio de 1991, el único cambio evidente para todos es la sustitución, en octubre, del director de la prisión durante 13 años, Martiniano Martín, por un nuevo responsable: Felipe Martos Grueso. Lo demás son divergencias.Según los funcionarios, "desde la marcha del anterior director ha aumentado la población reclusa en más de 100 internos, algunos de ellos peligrosos, sin cambiar en lo más mínimo la infraestructura ni el número de funcionarios", dice Jesús Villanueva, portavoz de CC OO.

Fuentes de Asuntos Penitenciarios replican que la prolongada permanencia en el cargo de Martín motivó Ia consolidación de un sistema de reinos de taifas entre los funcionarios". Estas fuentes opinan que el cambio de dirección "ha traído consigo un descontento entre los funcionarios, que se traduce en una cierta bajada de la guardia y, posiblemente, en casos de negligencia en la custodia de los internos y boicoteo a las actuaciones de la nueva dirección". Las inspecciones puestas en marcha han demostrado, según Asuntos Penitenciarios, que, al menos en la última fuga -el pasado 16 de enero-, los dos evadidos tuvieron facilidades añadidas. Según personas cercanas a la investigación, los intemos amenazaron con un pincho al encargado de talleres, «que estaba solo, cuando es preceptivo que haya dos empleados. Además este funcionario se había dejado todas las puertas abiertas". Una vez en el patio, los internojs aún tuvieron más suerte, pues encontraron una escalera junto al muro exterior. Tras la fuga, ha sido destituido el jefe de servicio responsable de no cubrir la baja del funcionario ausente.

De copas por la noche

Un mes antes, a mediados de diciembre, había sido destituido Luis Aragón Sanclemente, subdirectorjefe de la sección de régimen abierto. Según la investigación oficial, Aragón cobraba unas 10.000 pesetas a los presos por concederles permisos de salida y solía llevárselos de copas por las noches.Los funcionarios niegan tajantemente Ias insinuaciones de connivencia con los evadidos". "Somos los primeros interesados en que se depuren las responsabilidades que haya podido haber, pero no se nos puede meter a todos en el mismo saco", dicen los representantes sindicales de los funcionarios, afirma Jesús Varona, de CC OO. "Lo que ocurre es que esta cárcel es inadecuada y obsoleta para albergar a 600 presos de todos los grados, incluidas varias decenas de internos peligrosos y 12 etarras".

"Con estas instalaciones y todos los presos mezclados, los funcionarios sólo podemos impedir que salgan por la puerta, pero si te amenazan con un pincho, que puedefi coger fácilmente, como las escaleras, de los talleres, no tenemos nada que hacer", añade Emilio Ortiz, de CSIF.

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Los funcionarios lamentan que el secretario general de Asuntos Penitenciarios, Antoni Asunción, y el gobernador civil de Burgos, Francisco Cruz de Castro, hayan explicado las fugas "por la certeza de los presos de que la Guardia Civil no les va a disparar a dar". "Si con las facilidades que ofrece esta cárcel para fugarse quedaba algún preso con dudas, estas palabras han terminado de animarles", explican los sindicalistas.

El gobernador lo niega: "Que la Guardia Civil no tira a dar a los presos lo sabe todo el mundo", dice. "Aquí lo que ha ocurrido es que una mezcla de factores. El aumento de la población penitenciaria y una cierta inadecuación de la prisión a las características de los internos, unida a un cierto descontento de los funcionarios, ha dado como resultado esta situación". El gobernador asegura que hoy la situación «está controlada".

"Estamos mejorando la seguridad, ; el nuevo director ya tiene su equipo directivo organizado; hemos reforzado la vigilancia con coches de la Guardia Civil haciendo guardia en el perímetro de la prisión, y se están asfaltando los alrededores de los muros para que los vehículos puedan realizar una persecución sin volcar", dice Cruz de Castro, que añade: "Son cosas pequeñas, pero que pueden ayudar a mantener la seguridad hasta la construcción de una nueva prisión más adecuada".

El gobernador cree que lo más diricil es evitar las fugas por el sistema de no volver tras un permiso. Asuntos Penitenciarios está investigando el alto número de fracasos en estos permisos concedidos a los internos de Burgos: nueve de los 165 presos que los gozaron las pasadas navidades no regresaron. Este porcentaje de fracaso -4,5%- cuadriplica la media nacional -un 0,8%.

'Parece que ha habido dernasiada alegría en la concesión de permisos y eso es lo que estamos investigando", dice una fuente de, Asuntos Penitenciarios. Según esta persona,, próxima a la investigación, tres de los evadidos eran extranjeros -no tenían dónde pasar el permiso- y a otro le había sido denegada la libertad condicional.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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