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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¡Ya estamos en el mercado único!

Sin duda la empresa privada ha demostrado ir años luz por delante de la burocracia estatal al haber anticipado esa puesta en marcha de los acuerdos de la Comunidad Europea que para 1992, desde Bruselas, prometen que los perros serán atados con longanizas, sin especificar la procedencia de las mismas. Realidad es que con motivo de la Navidad prolifera todo tipo de compras, ya sean alimenticias, personales, para el hogar, regalos de compromiso o suntuarios.Cuál no sería mi sorpresa cuando, al recibirlos, me entretuve en leer las etiquetas de los artículos con los que Papá Noel y los tres Reyes Magos nos han venido obsequiando, dejando constancia de que en su largo recorrido han sabido escoger los mejores productos a los mejores precios en países que hasta ahora me eran casi desconocidos.

Y así descubro que las almejas y ostras vienen de Corea; rodajas de calamar y de piña, de Tailandia; queso de bola y mantequilla, de Holanda; quesos en porciones, pastelería, neceser de coser, de Alemania; jamón, coles de Bruselas, vinos, aceites, setas, conejo, pavo, salchichas, leche, macedonia de frutas, perfumes y patés son de Francia; camisa, cinturón, vinagreras, gusanos para pescar, de Italia; calcetines, de Portugal; chándal, de Singapur; flash, de Hong Kong; merluza, de Argentina; nueces y prunas, de California; aparatos de televisión y vídeo, de Japón; bonsais, motivos navideños y flores ornamentales, de China; cámara fotográfica y luces navideñas, de Taiwan; cinta métrica y taladros, del Reino Unido; kiwits, de Nueva Zelanda, y plátanos, de Honduras.

Ante ese impresionante mapamundi de países exportadores quisimos averiguar lo que está sucediendo con nuestra tradicional industria ibérica, y la respuesta es rotunda, clara y concisa.

La calidad-precio hay que buscarla allende nuestras fronteras, pues comercialmente está demostrado que por agresividad, bajos precios y la exuberante imaginación de muchos países, del sureste asiático entre ellos, hace que la mayoría de nuestra industria -por demás obsoleta- haya dejado de ser competitiva, Incluido nuestro resplandeciente sol, que otros países mediterráneos también lo ofrecen a precio de ganga en dorada bandeja.

Entonces, ¿qué nos queda? ¡Dentro de poco sabremos la respuesta!.

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