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La policía desarticuló la conexión chilena de ETA al comprobar durante meses el cese de sus actividades

Las conexiones entre el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) chileno y la organización terrorista ETA fueron puestas al descubierto tras la detención en Ginebra (Suiza) de una militante del MIR, Amalia Tardón, cuando en mayo de 1990 cambiaba dinero procedente de un secuestro llevado a cabo en Panamá en 1985. La detención de la activista llevó al descubrimiento en París de un documento interno de la organización del que podían desprenderse las vinculaciones del MIR con ETA. Las diversas fuentes policiales consultada indican que el grupo ha sido objeto de un seguimiento durante mucho tiempo la investigación ha durado dos años- y que se decidió reventar ya la operación ante la convicción de que dada su desvinculación de ETA no iba a conducirles a ningún activista de esta organización.La principal esperanza de la policía era que José Luis Urrusolo, actual dirigente del comando más activo de ETA, volviera a utilizar la infraestructura de este grupo en Madrid. Sin embargo, los últimos atentados realizados en Madrid no contaron con el apoyo de esta conexión chilena y de hecho la policía sospecha que fueron obra de un comando legal que se desplazó a Madrid sin utilizar infraestructura alguna.

Por otro lado, el Gobierno chileno, a través de su embajador en España, Juan Gabriel Valdés, ha ofrecido toda su colaboración a las autoridades españolas y ha anunciado que investigará la posible implicación de los encartados en acciones violentas en dicho país latinoamericano.

No obstante, fuentes del ministerio del Interior chileno afirman haberse visto sorprendidas por esta noticia, por lo que actualmente realizan pesquisas para analizar los antecedentes de los cuatro ya detenidos y los diez buscados. Fuentes de Interior afirmaron no tener constancia de que las gestiones para detener en el extranjero a una decena de chilenos encartados en este caso hayan dado fruto. El juez encargado del caso, Carlos Bueren, decretó ayer la prisión sin fianza de los cuatro chilenos detenidos y declaró secreto el sumario. Según fuentes de la Audiencia Nacional, la conexión entre el MIR y ETA se realizó directamente entre las cúpulas de ambas organizaciones terroristas. Posteriormente, se pasaba la información a los cuatro activistas del MIR ahora detenidos por medio de "citas de seguridad" realizadas en Madrid y ciudades francesas. Ayer volvieron a declarar ante el juez René Valenzuela, considerado uno de los principales dirigentes del MIR, Alexis Corbalán Albornoz, Gonzalo Boyez Tusset y Ramiro Silva Vidal. En los interrogatorios reconocieron su colaboración con ETA militar, en su condición de miembros del MIR, en tareas de vigilancia, seguimiento y en el secuestro de Emiliano Revilla, el 24 de febrero de 1988.

[El MIR descartó ayer en Santiago de Chile cualquier vinculación de los cuatro detenidos con la organización y calificó la operación de "montaje policial", informa Efe].

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