Violencia en Guayaquil por el despido de 4.000 funcionarios
La decisión del alcalde de Guayaquil, Harry Soria, de despedir a más de 4.000 pipones, empleados que figuran en nómina y cobran sin trabajar, desencadenó en la ciudad portuaria del Pacífico una ola de violencia, con enfrentamientos con la policía, incendio de automóviles y explosión de una bomba en la casa de la primera autoridad municipal que ha llevado al presidente, Rodrigo Borja, a decretar la movilización de tropas. Ahogada por montones de basura sin recoger, con el cólera en pleno rebrote, anegada cuando llueve, Guayaquil, amenaza con convertirse en una ciudad caótica e ingobernable.A las plagas habituales que asedian la ciudad, situada 420 kilómetros al suroeste de Quito, se unió el miércoles un estallido de violencia. Factor desencadenante fue la decisión del alcalde de poner fin al escándalo de los pipones, que se habían enquistado en las nóminas del municipio y cobraban sin trabajar.
La víspera de los incidentes, el ministro de Gobierno de Ecuador, César Verduga, explicaba en su despacho en Quito al enviado de este periódico que en Guayaquil cobraban empleados muertos y muchos que no residen en el país. Comentó Verduga que no se podía excluir la decisión de intervenir el municipio si se mantenía la situación de caos, aunque una medida así repugna al Gobierno socialdemócrata de Izquierda Democrática, que preside Rodrigo Borja.
Los trabajadores despedidos organizaron una huelga, y en los alrededores del muncipio estalló la violencia, con incendio de autos y disparos entre manifestantes y fuerzas del orden. En el domicilio del alcalde estalló una bomba cuando se encontraban dentro su esposa e hijas, pero sólo causó daños materiales.
El alcalde Soria reafirmó su voluntad de no dar marcha atrás en la decisión de despedir a los pipones. Soria dijo: "Los delincuentes siempre se esconden tras la sombra. No han sido identificados", y añadió: Pero voy a salir sobre mis fueros, como varón, y voy a responderles a cada uno de ellos, porque no voy a permitir que se ofenda a mi familia". Según estimaciones del alcalde, con el despido de 4.074 pipones, Guayaquil se ahorraría 12.222 millones de sucres [casi 1.000 millones de pesetas].
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