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Algunos titulares

Jesús Ramírez Tome, de Madrid, protesta ante el Ombudsman porque ha leído con sorpresa -"no exenta de indignación", dice- el siguiente titular en la primera página de EL PAÍS del 6 de enero: Alfonso, Guerra.- "Antes mandábamos dos; ahora sólo manda González". El lector no encuentra en la información -procedente de Lanzarote- la "citada frase literal y entrecomillada como pronunciada por Alfonso Guerra". No estaba, en efecto, tal frase. Guerra no dijo nada de mandar; según el texto de la noticia, se manifestó en estos términos: "Antes teníamos dos personas que eran los máximos dirigentes en el Gobierno y en el partido. Ahora hay una persona [Felipe González]".¿Han sido desnaturalizadas las palabras del vicesecretario del PSOE? Ramírez dice que la titulación de la noticia expresa un juicio de valor de quien la redactó: "Adjudica, unilateralmente y sin el más mínimo rigor, el entrecomillado a Alfonso Guerra".

El autor del título, el redactor jefe Carlos Yárnoz, no comparte el criterio del lector: "Entiendo que los titulares elegidos reflejaban exactamente el sentido y el contenido de las afirmaciones efectuadas por Alfonso Guerra". "Hay que tener en cuenta", expone, "que la declaración de Guerra se produjo en el contexto de las preguntas formuladas para comparar su peso político cuando era vicepresidente del Gobierno con el que ahora desempeña Narcís Serra, su sucesor en el Ejecutivo". En consecuencia, agrega: "La contestación -'antes teníamos dos personas que eran máximos dirigentes en el Gobierno y en el partido'- se resume, sin desvirtuar el contenido, en el 'antes mandábamos dos".

Yárnoz explica que "los titulares son resúmenes o síntesis de la noticia, o de lo más destacado de la noticia. En el caso de declaraciones, la frase elegida, si va entrecomillada, debe ajustarse al máximo a las palabras exactas pronunciadas por el personaje. El espacio reservado para un titular es limitado y, por tanto, en contadísimos casos no hay que resumir la frase elegida y/o cambiar alguna palabra, siempre y cuando no modifique el contenido de la afirmación". "Pese a todo", añade, "si alguien quiere agarrarse a la estricta norma según la cual las frases entrecomilladas deben recoger sólo y exclusivamente las palabras exactas pronunciadas por el protagonista, no me quedará más remedio que concederle la razón en el aspecto meramente formal. Pretendí encontrar un titular de interés ajustado al espacio previsto, siempre bajo la condición de no desvirtuar lo más mínimo el contenido y el sentido de la frase originaria. Y esa condición se cumplió".

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El Libro de estilo, según se lee en su prólogo, recoge los "condicionamientos metodológicos que uniforman lo que aparece escrito desde el punto de vista formal". La regla específica y de carácter formal referida al uso de las comillas dice que éstas "deben emplearse sólo para encerrar frases reproducidas textualmente".Arrancar sonrisasTambién en el Libro de estilo de EL PAÍS hay una norma que reprueba el "recurso fácil" de titular con otros títulos, de "aplicar a un reportaje un título de película, de obra literaria o de una canción". Esta práctica la considera el manual como demostración de "escasa imaginación y abundante pereza mental". ¿La reprobación es extensible a titulares que son dichos, refranes, frases hechas, retruécanos, chascarrillos o simples paráfrasis de locuciones de cuantioso uso? Tales modalidades -muy en especial practicadas en el suplemento dominical Negocios- han suscitado diversas quejas de lectores: estiman que, además de incumplir el Libro, trivializan temas serios e importantes y desmerecen -por lo que tienen precisamente de recurso fácil- del tono general del periódico; consideran que el juego de palabras, el uso de frases con sentido equívoco en los titulares -no sólo de reportajes, sino también de artículos e informaciones-, restan rigor a los contenidos y dan la impresión de pretender con ello quitar trascendencia a asuntos que en su mayoría la tienen, y a veces, grande.

De los días 5 y 12 de enero de este año, uno de los comunicantes señala al defensor de los lectores los siguientes títulos del suplemento Negocios.- 'La hora del recreo' y 'A más tiempo, buena cara' (el tiempo libre en la negociación de los contratos de trabajo), 'Que usted lo pase bien' (los españoles no rentabilizan al máximo su tiempo libre), 'Cambiar de piel' (el sector peletero termina su ajuste y espera salir de la crisis), 'Una ficha muy lista' (la ley de datos personales regulará un sector que mueve 200.000 millones de pesetas al año), 'Casas marcadas' (sobre el mercado de franquicias para marcas de fábrica, comerciales o de servicios), 'El buey solo' (norteamericanos sin empleo han creado 1,3 millones de pequeñas empresas), 'Son como niños' y 'Más vale tarde' (las pequeñas y medianas empresas no sobrevivirán en el mercado único si no cooperan entre sí para competir con las grandes), 'En capilla' (las euro-ventanillas: dónde consultar sobre legislación comunitaria), 'Una bola de nieve' (la Audiencia Nacional estudiará la denuncia de los accionistas minoritarios de Administración Financiera e Inmobiliaria), 'A ritmo de salsa' (síntomas de recuperación de la economía en Latinoamérica)...

Un vistazo a los suplementos de semanas atrás arroja un saldo copioso de titulares de semejante naturaleza; por ejemplo: 'El cocherito leré', 'Pero menos que mañana', 'Donde dije digo', 'La manzana de la discordia', 'Frío en el rostro', 'Alegres y desconfiados', 'Mala salud de hierro', 'Castillos en el aire', 'Dulce hogar', 'Lobby story', 'Los pecados de la carne', 'A pie juntillas', 'Más vale prevenir', 'Cría deudas', 'Págalo como puedas', ,¡Chúpate ésa!', 'De lo malo, lo peor', 'Así soy, si así os parezco', 'To er mundo es güeno', 'Y yo con estos pelos', 'Hacerse el sueco', 'Derecho al pataleo', 'Por la boca muere el pez', 'Capear el temporal', 'NI a tiros, 'Ojos que no ven', 'No va más', 'Fuerte marejada', 'Juegos sin fronteras', 'Las barbas del vecino'... Y así muchos más.

A lo que el Libro de estilo llama "recurso fácil", Manuel Navarro, redactor jefe de Negocios (es "como un magazine ", puntualiza) contesta que "para gustos se hicieron los titulares". Según Navarro, "el suplemento se debe alejar en su forma y contenido de la sección del periódico" diario. La misión del titular en el suplemento, cuenta, "es conseguir atraer la atención del lector, una práctica extendida en la prensa mundial". "No siempre", reconoce, "se consigue un titular con eso que los periodistas Haman garra, que no puede ser informativo". El magazine no da noticias -"ahí está la sección de Economía y Trabajo"-, "sino reportajes, análisis y temas de servicio". Sin embargo, Navarro precisa que lo que tiene de informativo cada artículo "se pospone al subtítulo, donde el lector ve si el tema tratado -insinuado en el título- merece o no su interés". Hecho este planteamiento, Navarro admite que "los redactores de Negocios han utilizado títulos de películas, de canciones, de novelas, refranes, chascarrillos, frases hechas; han manipulado refranes, retorcido sentencias y se han inventado frases de doble sentido". El redactor jefe dice: "Han sido conscientes de que todo ese esfuerzo estaba definido en el Libro de estilo, pensado básicamente para el diario, como de 'escasa imaginación mental'. No tenía sentido discutir una norma que no estaba dinigida a un magazine". En su 'Advertencia inicial', el Libro anuncia que contiene normas de obligado cumplimiento para todos los cargos del periódico y los redactores: "Nadie estará exento de está normativa", precisa. De tal obligación no exime a quienes elaboren los suplementos.

La misma regla que reprueba el tipo de titulares de que hace uso y alarde Negocios señala que en ellos "es muy dificil ver excepciones ingeniosas y divertidas..., pero pueden darse". Y cita a modo de ejemplo una que se publicó precisamente en el suplemento: "Pedro Ruiz, el prisionero de Hacienda". Parece claro que a criterio del Libro de estilo puede haber algún titular digno de ser excluido de la norma. Será la excepción de la regla. ¿Todos los que han aparecido en Negocios eran excepciones?

Navarro opina: "A fin de cuentas, lo que vale es lo que juzguen los lectores". "Esperamos", confía, "que la mayoría no opine como los comunicantes que se han dirigido al Ombudsman y que, por el contrario, consigamos arrancar una sonrisa a la hora de presentar temas tan arduos como los económicos, sin perder su necesario rigor, con la mayor agilidad y divertimiento posibles". La intención de Navarro es de agradecer. Pero ¿los titulares de ese género siempre consiguen la agudeza, la gracia y el donaire necesarios para arrancar sonrisas? Por otra parte, ¿con tanta abundancia de ellos se pretende convertir la lectura de un suplemento sobre temas tan arduos en una carcajada continua?El teléfono directo del Ombudsman es el 304 28 48.

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