Sólo PSOE y CiU, los más afectados hoy por escándalos, están a favor de un pacto anticorrupción

El PSOE y Convergéncia i Unió (CiU), las formaciones que en estas fechas se han visto implicadas en escándalos financieros, son los únicos partidos políticos que están dispuestos a plantear un acuerdo global contra la corrupción política. El Partido Popular (PP) -que también tiene pendientes en los tribunales varios casos-, Izquierda Unida (IU) y el Centro Democrático y Social (CDS) rechazan esa propuesta por innecesaria, e insisten en que hasta con el cumplimiento escrupuloso de las leyes para evitar que los casos de corrupción proliferen y dañen la imagen de la política española.

El diputado del PP Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón sugirió hace dos semanas la necesidad de un pacto que pusiera freno al clima de deterioro Político que la idea de corrupción genera en la sociedad. Sólo el PSOE y CiU han recogido positivamente la iniciativa, en unos días en que ambos partidos figuran en las páginas de los periódicos como implicados en irregulares operaciones financieras: escándalo Renfe, en relación con el PSOE -con anterioridad, casos Filesa y Guerra- y caso Casinos, en relación con CiU.El secretario de organización del PSOE, Txiki Benegas, se mostró "básicamente. de acuerdo, en líneas generales, con la propuesta de un militante del PP, como Miguel Herrero.

,Benegas entiende que esa propuesta de pacto "podría articularse en torno a la idea de que allí donde haya corrupción sea perseguida sin ningún tipo de paliativos, pero sin utilizar los casos aislados que se puedan producir como un arma de lucha partidista que ensucie de forma generalizada la vida política". Según Benegas "trabajando de manera constructiva, podría alcanzarse un pacto de esta naturaleza". Días atrás, Tomás de la Quadra, Ministro de Justicia, declaró a la revista Tribuna que "los políticos deberían asumir colectivamente la necesidad de evitar cualquier corrupción".

También el catalán Miquel Roca, de CIU, se dice receptivo a la idea, aunque no cree que Herrero de Miñón se refiera a un pacto explícito, sino a una "autoexigencia ética para que se refuercen los mecanismos. de control". De cualquier modo, dijo, "no estoy en contra de que nos sentemos a hablar de ello".

El PP, en cambio, rechaza la propuesta, pese a partir de uno de sus diputados. Este partido tiene pendientes de resolución judicial escándalos como los casos Naseiro y Hormaechea o el juicio de Burgos. Francisco Álvarez Cascos, secretario general del PP, entiende que "el gran pacto por la democracia recogido en la Constitución de 1978 ya implica, entre otras exigencias, un compromiso de lucha permanente contra la corrupción". Álvarez Cascos entiende que "lo que falta hoy en España no es un pacto, sino el cumplimiento por los poderes públicos de ejecutar el que ya nos obliga a todos".

El secretario general del PP ataca a "los que hoy reclaman un pacto anticorrupción" porque, dice, "pretenden seguir ocultando la realidad de lo que ya existe". "En el caso del Gobierno su responsabilidad es mayor, porque tiene los medios para ser utilizados, no para encubrir la corrupción, sino para combatirla", agrega.

Cumplimiento de la ley

El secretario general del PCE, Julio Anguita, asegura que el único pacto contra la corrupción es "el estricto cumplimiento de la ley, que debe ser aplicada con todo su rigor, lo que nosotros vamos a seguir exigiendo a través de cuantas acciones judiciales sean precisas". "Aquí", dice Anguita, "no somos todos iguales: unos se han visto envueltos en la corrupción política, y otros, es el caso de IU, no. No vaya a ser que a algunos se les ocurra plantear un hipotético acuerdo/ para tapar sus actuaciones y repartir la culpa entre todos".

Antoni Fernández Teixidó, del CDS, piensa que' "la corrupción no puede tomar carta de naturaleza explícita a través de un pacto entre. los partidos para combatirla". Y añadió: "En la naturaleza misma de un partido democrático está la lucha contra la corrupción".

Iñaki Anasagasti, portavoz del PNV en el Congreso, fue contundente al asegurar que se niega "a reconocer que vivimos en un estado de corrupción, chapoteando en una ciénaga". Añadió que "la corrupción fue el franquismo, porque la dictadura misma es ya corrupción". Para Anasagasti, ahora "hay casos concretos que desgraciadamente se están arrojando contra la de mocracia sin alternativa posible". El PNV se ha visto salpicado por casos como el escándalo de las tragaperras.