La apertura comercial conseguida por Bush, insuficiente para saldar el déficit con Japón

La visita oficial del presidente norteameriano a Japón concluyó ayer con la aprobación de medidas sensiblemente menos ambiciosas que las pretendidas por George Bush y los 21 hombres de negocios que le acompañaron. Los fabricantes de coches japoneses, en uno de los acuerdo más concretos, han prometido doblar el monto actual de componentes del automóvil comprados en EE UU y desembolsar en 1994 un total de 19,000 millones de dólares. Los mercados de Japón se abren un poco más, pero no lo suficiente como para que el déficit estadounidense pueda saldarse con rapidez.

El jefe de la Casa Blanca manifestó en una conferencia de prensa con el primer ministro, Kiichi Miyazawa que los acuerdos negociados con el Gobierno nipón permitirán la creación de más puestos de trabajo en su país. Sin embargo, varios expertos, incluido algún empresario estadounidense de la comitiva presidencial, expresaron una cierta decepción por los resultados de la visita y subrayaron que apenas influirán en la tendencia recesionaria de la economía norteamericana, ni crearán muchos empleos a corto plazo. "Tampoco conseguirán reducir en una cantidad apreciable el déficit de 41.000 millones de dólares con Japón", afirmó un economista occidental.

Acuerdos limitados

George Bush reconoció que no se han conseguido todas las concesiones pedidas pero anunció acuerdos que facilitarán más exportaciones a Japón de computadores y una mayor venta de productos de cristalería y derivados del papel. Kiichi Miyazawa subrayó que las dos ondas de negociaciones "no han sido un paseo por el parque". Los dos gobiernos estuvieron de acuerdo también en reactivar las negociaciones para intentar disminuir las friciones comerciales y las barreas aduaneras que retrasan la penetración estadounidense en el mercado nipón.Fuentes norteamericanos dijeron que "los japoneses han percibido en este viaje que deben moderarse si no quieren sufrir las consecuencias". Otra de las cesiones japonesas fue vender en los concesionarios nacionales 20.000 automóviles norteamericanos. Estados Unidos vende en Japón 30.128 unidades, pero más de la mitad han salido de plantas niponas en suelo norteamericano. La colocación de coches importados descendió un 10,7%.

Mientras el presidente norteamericano informaba sobre el contenido del vago documento gubernamental suscrito con Tokio para estimular conjuntamente la economía mundial, el Ministerio de Finanzas informaba que en el último mes creció de nuevo el superávit de la balanza comercial japonesa. Concretamente, las exportaciones crecieron un 3,8% respecto al mismo período del año anterior, y las importaciones cayeron el 9,2%.

En las conversaciones, los hombres de negocios norteamericanos pidieron fuertes limitaciones en la venta de vehículos japoneses en Estados Unidos, donde dominan el 30% del mercado. Las firmas japonesas, sin embargo, rehusaron mayores concesiones y alguno de los negociadores recordó a sus interlocutores las barreras que Estados Unidos mantiene todavía contra los productos de países con los que disfruta de un gran superávit. Dentro del capítulo de medidas de repercusión a corto plazo, se estudia el recorte en otro medio punto del tipo de interés oficial para aumentar el flujo de dinero circulante y promover una mayor demanda interna, entre ella la de productos importados.