Del yeso a la heroína

"En las cartas decía que estaba bien, eso esperamos, pero tampoco sabemos si en la cárcel les revisaban la correspondencia, ya que, si lo hacían, no nos podía contar lo que le podía pasar allí dentro", explica una cuñada de Crístóbal Pérez Arispón, uno de los presos españoles que ayer regresó de Tailandia para cumplir el resto de condena. Cristóbal, de profesión yesero, tiene 49 años y durante los últimos seis ha estado recluido en un penal de Bangkok. La policía le encontró 75 gramos de heroína en su poder y los tribunales de Tailandia le condenaron a 25 años de cárcel. "Las leyes de ese país son así, un poco exageradas", opina su cuñada.Antes de su detención, Cristóbal, soltero, vivía, sin residencia fija por "el Pirineo de Lérida". "No tenía domicilio fijo, se movía bastante", explica la mujer que insiste en que su cuñado no era toxicómano. "Como mucho un porro, pero nada más", indica. Su familia tampoco sabe si era la primera vez que viajaba a Tailandia para hacer una operación de droga. Cristóbal, que en la cárcel confeccionaba flores artificales, recibía visitas del personal de la Embajada. "Siempre les han prestado atención, por lo menos eso decía mi cuñado en las cartas", afirma.