Terrorismo y droga, los problemas que más preocupan
El termómetro del tono vital apenas se despega del valor de septiembre (60 puntos frente a 59 en septiembre en una escala de 0 a 100). No se registra un mayor entusiasmo en la sociedad, pero tampoco una baja en la vitalidad colectiva.La valoración de los líderes políticos muestra, por otra parte, que quien más ha sufrido deterioro en el trimestre ha sido Felipe González, con un 5,5% frente a un 5,8% en septiembre en la sensible escala de 0 a 10. En los demás casos la escala prácticamente no se ha movido.
Cuando se torna como referencia comparativa el año entero, entre diciembre pasado y ahora, los políticos que mayor desgaste han sufrido en su imagen han sido Alfonso Guerra y Julio Anguita (han bajado 9 y 8 puntos decimales, respectivamente); seguidos de Ardanza y Pujol (5 puntos decimales cada uno); Felipe González, Fraga, Aznar y Suárez (en torno a 4 decimales cada uno).
Claramente, ha tenido lugar a lo largo de 1991 un deterioro de toda la clase política; con mayor incidencia, y por razones distintas, en el caso de Guerra (el asunto de su hermano), y Anguita (la crisis del comunismo).
Mantenimiento del voto
Así y todo, los datos sobre intención de voto muestran que, una vez descontados los apoyos políticos que el CDS tuvo hasta 1989, la correlación de las fuerzas políticas no parece estar cambiando en lo esencial. Podríamos estar viviendo hoy en España un estado de ciudadanía desencantada y al mismo tiempo bloqueada; en el sentido de que un creciente disgusto con el Gobierno y las demás instituciones políticas no alteraría sustancialmente la distribución del voto o la dirección de la mayoría, aunque ésta pudiera verse mermada.
El terrorismo, la droga, el desempleo y la delincuencia constituyen los cuatro problemas que más preocupan a los españoles: prácticamente, la totalidad (97% en el primer caso, 96% en los tres restantes) indica, en efecto, que se trata de cuestiones que les preocupan mucho o bastante. La carestía de la vida (mencionada por el 92%) y el funcionamiento de la sanidad pública (citada por el 89%) vienen a continuación. La enseñanza universitaria preocupa a dos de cada tres (69%), y la situación en la antigua Unión Soviética, a un 58%.
Entretanto, la venida de extranjeros a nuestro país en busca de trabajo constituye motivo de preocupación para un apreciable 52%.
El impacto social del problema de la droga parece haberse agravado apreciablemente en los últimos años, lo cual sin duda explica el alto grado en que los españoles se sienten preocupados por la cuestión.
Ahora son ya un 22% de los españoles mayores de 18 años (frente a un 17% hace cuatro años) quienes dicen conocer a alguien en su familia o entre sus amigos más íntimos enfermo por consumo de drogas, es decir, en menos de un quinquenio pasa a ser uno de cada cuatro, en vez de uno de cada seis, quien da, entre los entrevistados, esta respuesta.
Ello equivale, aproximadamente, a unos siete millones de españoles mayores de 18 años. Es de resaltar que, entre los españoles con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, el 30% conoce a algún familiar o amigo íntimo enfermo por consumir drogas; entre los mayores de 65 años este porcentaje es tres veces más bajo (11%).
Por otro lado, ahora son ya un 11% (frente al 9% en 1987) los españoles que dicen saber de alguien, de su familia o amigos más íntimos, que ha fallecido como consecuencia del consumo de drogas. Este porcentaje sube hasta un 14% entre los menores de 24 años y es tres veces menor (5%) entre las personas mayores de 65.
La legislación española sobre el problema de la droga sigue pareciendo demasiado blanda a 7 de cada 10 españoles. En consecuencia, no ha de extrañar que aumente la proporción de entrevistados que considera que el Gobierno no toma todas las medidas necesarias para reprimir el tráfico de drogas (pasa del 64%, en 1987, al 70% ahora).
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