Víctimas de la violencia reclaman diálogo con ETA para conseguir la paz en Euskadi

Un grupo de personas, víctimas de la violencia que se genera en el País Vasco, pidió en San Sebastián el diálogo con ETA como una de las vías a seguir para lograr la paz. Todos ellos pusieron como condición para el inicio de conversaciones, entre la organización terrorista y el Gobierno, el abandono de las armas por parte de ETA y del arrepentimiento de sus acciones. Los debates están organizados por la asociación de Denon Artean-paz y reconciliación.

AURORA INTXAUSTI Entre los participantes de la mesa redonda del jueves se encontraban Marta Bergaretxe, madre de Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, asesinado por los actuales dirigentes de ETA; Iñaki Arcelus, padre de Bakartxo Arcelus, militante de ETA muerta en enfrentamiento con la Guardia Civil; Conchi Barandiarán, esposa de un agente de ese cuerpo policial asesinado por ETA; y Cristina Cuesta e Iñaki García Arrizabalaga, cuyos padres murieron en atentados cometidos por los comandos autónomos anticapitalistas. Las experiencias vividas por cada uno de los ponentes a raíz de estas muertes eran bien distintas por ser afectados de los distintos lados que genera la violencia. Sin embargo, todos ellos se mostraron partidarios de conceder la amnistía a los militantes de ETA encarcelados, si con ello se podía conseguir la paz entre el pueblo vasco.

Una concesión a la que no faltaron matices por parte de cada uno de los participantes. Iñaki Arcelus decía al respecto: "Soy contrario a la ETA, pero partidario de cualquier cosa antes de que sigan matando". La madre de Pertur exigía para aceptar la amnistía que el arrepentimiento de los violentos fuese de verdad y que hiciesen renuncia expresa de las armas.

Conchi Barandiarán cree necesario que se dé opción a hablar a ambas partes y a partir de ello poner los medios para conseguir la paz. Expresaba la dificultad que, en su opinión, existe para establecer el grado de culpabilidad entre los militantes de ETA y se preguntaba: "¿Quién es más culpable el que dispara o el que ordena hacerlo?".

Iñaqui García Arrizabalaga ve como una utopía aceptar que aquéllos que tienen delitos de sangre sean amnistiados, desde ETA hasta Amedo, pero no lo ve inalcanzable. "En estos momentos hay militantes de ETA con delitos de sangre que están en la calle y lo acepto". Cristina Cuesta era tajante al asegurar que ella exigía unos mínimos para estar de acuerdo con la amnistía a todos los presos etarras. "No pido que se arrodillen pidiendo perdón, pero sí que renuncien a la violencia y a partir de ahí abrir todas las puertas que hagan falta".

Entre el público asistente a estas jornadas se encontraban otros familiares de víctimas de la violencia que fueron exponiendo sus casos y sentimientos. Fue generalizado el rechazo a la reinstalación de la pena de muerte, petición realizada por otras asociaciones de víctimas del terrorismo. "Eso no genera más que odio y no se resuelve nada", comentaron.

Carteles

Por otro lado, en los últimos días han ido apareciendo en Euskadi carteles sin firma que, a tenor de los textos, no pretenden la eliminación del odio en la sociedad vasca. En unos, junto a una relación de supuestas víctimas de ETA, se recoge la frase siguiente: "Estos vascos tampoco pasarán la Navidad en casa. Han sido asesinados por ETA con el apoyo de HB".

Alguno de los carteles se hayan superpuestos a otros en los que aparecen fotografías de presos de ETA en los que se solicita su excarcelación. Mientras que en otros, se da una relación de matrículas de coches particulares de ertzainas y se insta a realizar "actos de sabotaje" contra estos agentes.

Por otra parte, unos 150 autobuses partieron ayer desde distintos puntos de Euskadi con destino a la cárcel de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), donde se encuentran recluidos varios presos etarras.

La convocatoria, organizada por las gestoras pro-amnistía, pretende reclamar el traslado de los presos etarras a prisiones vascas, así como mostrar su apoyo a los recluidos. Los manifestantes tienen previsto celebrar un mitin en Herrera.