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AVE

Rosa Montero

Por lo visto, Almodóvar tiene una curva la mar de difícil. Los del tren de alta velocidad (AVE) se van a gastar 448.000 millones de pesetas (léase el número en voz alta para apreciarlo en toda su sustancia), pero, al parecer, ni con una cifra semejante, superior al presupuesto, anual de unos cuantos Estados, han logrado enderezar la díscola curva. De modo que el fulminante tren, tendrá que pasar por Almodóvar a la rauda velocidad de un patinete.El proyecto del AVE, aun marchando el tren a toda pastilla, ya tenía sus bemoles y era muy discutible. Pero si encima, como apuntaba Ignacio Sotelo en un artículo estupendo, nos cuesta casi el doble y apenas si logrará ir más deprisa que el Talgo, entonces es cuestión de sugerir a los responsables que se abran dignamente las venas.

Pero no se las abrirán, porque me conozco a este personal chapón cero y chupón y son muy suyos. Qué país éste, con trenes de alta velocidad que van despacio y barcos que se hunden en cuanto los botan; con AVES que se transmutan en torpes gallinejas y Victorias que se revelan como inmensas derrotas. Y siendo todo esto archiespantoso, lo peor es advertir que no ruedan cabezas, que nunca pasa nada; que se roba y se especula, que se pifia y se derrocha y todos siguen pegados a sus sillones, con sus trajes italianos, sus teléfonos móviles, sus miradas radiantes clavadas en la historia. Y, por favor, que no venga Aznar a darnos lecciones de honradez desde esa derecha calentita de escándalos, como el de Hormaechea, o lo de Barreiro, el ex vicepresidente de la Xunta, condenado por prevaricación, o el alcalde de Burgos, o los encantadores Naseiro, Sanchis y Palop, aquellos de las conversaciones telefónicas tan finas. En fin, habría que meterles a todos en la nao Victoria y dejarles, sin bote salvavidas, en mitad del océano.

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