La alegría prenavideña de los estudiantes derivó en violencia de varios grupos
Estudiantes y policías tomaron ayer la plaza Mayor de Madrid y sus aledaños. Varios miles de jóvenes -menos que los 10.000 de 1990- celebraron allí el comienzo de las vacaciones de Navidad bebiendo, cantando y peleándose con prohibidos pulverizadores de nieve, como siempre, pese al dispositivo montado por el Ayuntamiento. Este año estaban vigilados por un millar de agentes. La jornada se cerró con dos ancianos lesionados, siete jóvenes detenidos y varias cargas policiales.
Los estudiantes fueron llegando escalonadamente durante la mañana, en riadas desde la Puerta del Sol -que estaba repleta de gente a media mañana- y se cruzaban con millares de uniformes azules (300 policías nacionales y 700 municipales participaron en la operación, según fuentes de este último cuerpo). A las puertas de la plaza, más policías. Así, las litronas se quedaban en contenedores verdes, y si estaban los chicos agarrados al mini de cerveza en envase de plástico, tenían que esperar, bebérsela de un trago o tirarla para traspasar los arcos. A algunos les quitaban los pulverizadores.Dentro, la plaza se teñía del blanco de la nieve artificial y del de las 104 casetas del mercadillo navideño, cerradas a cal y canto. Los vendedores vigilaban con las caras muy serias que no les ocurriese nada a sus negocios. "El Ayuntamiento no ha conseguido nada", decía Julián, uno de ellos, "sólo, que compren los sprays fuera". "El año pasado vendimos 800.000 pesetas tal día como hoy, o sea, que imagínese lo que hemos perdido", se lamentaba Alicia.
Las tiendas cerradas no pasaban de cinco, y en las que estaban abiertas se respiraba tranquilidad. "No hay ni la mitad de gente que el año pasado", comentaba el dueño de un bazar. Los estudiantes se pasaban el mini en los soportales de la plaza, en las narices de los grupitos de policías destacados allí. No se cumplía la consigna del concejal de Seguridad del Ayuntamiento, arlos López Collado. El edil ijo hace un mes que la policía impediría que los jóvenes consiguieran su litrona y que se vigilaría que no se vendiese alcohol a los menores ni para su consumo en la calle.
Los chicos protestaban: "Ni que fuéramos etarras", comentaba Marisa, de 16" años, después de que un antidisturbios deshiciese el corro donde estaban cantando ella y sus amigos, en la calle de Ciudad Rodrigo, en una de las entradas de la plaza Mayor. "Esto parece la fiesta de Corcuera", decía otro muchacho, bebiendo el mini sin poder entrar en la plaza.
Disturbios
Sobre las 13.30, un grupo de ultrasur animaba en la misma calle con cánticos violentos al resto de los jóvenes, y juntos comenzaron a lanzar objetos a la policía. Los antidisturbios repartieron golpes. Allí hubo algún herido leve y tres detenidos, informa Elisa Pavón.
Los jóvenes respondían con gritos de "¡hijos de puta!". Un antidisturbios sacaba a una anciana con cara de dolor. "Me han tirado, hija, qué horror", decía la mujer. Poco antes de la intervención policial, los ultrasur agredieron a un joven que les increpó por insultar al equipo de fútbol del Barcelona. El chico fue evacuado en ambulancia con fuertes golpes en la cara y sangrando por la nariz.
A un muchacho se lo llevó la p olicía por arrojar a los agentes botes de pulverizador, y un montón de aerosoles vacíos explotaron tras ser incendiados bajo los arcos de la plaza, informaron fuentes policiales. En la calle de Postas el gentío rompió la luna de un banco y los estudiantes cortaron momentáneamente el tráfico en la calle Mayor. Otros tres jóvenes fueron llevados a comisaría por manipular los extintores de un equipo de Protección Civil. La Policía Municipal evacuó a 11 jóvenes intoxicados o lesionados. A media tarde, los chavales iban de retirada. Casi todos los bares habían colgado ya el cartel de "se acabó la cerveza".
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