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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Destrucción en Yugoslavia

¿Cuánta destrucción y muerte más serán necesarias para que los países europeos se decidan a intervenir para detener el sangriento ataque serbio a Croacia? Nunca un prejuicio como el que injustamente sufre la nación croata ha causado, siquiera sea por omisión, tanto derramamiento de sangre. Y sin embargo, es fácil ver el paralelismo entre la Serbia de Milosevic y la Alemania hitleriana: con el pretexto de la protección de sus nacionales establecidos fuera de sus fronteras se pretende, mediante una guerra de agresión, la creación de la gran Serbia a costa del territorio de las repúblicas vecinas, el establecimiento de una situación de hecho que sea inamovible cuando la inevitable disgregación de Yugoslavia se consume. Allí donde hay serbios, eso es Serbia. ¿Les recuerda algo?No hace falta ser experto en política internacional para saber que el derrumbe de los sistemas del Este iba a acelerar la descomposición del Estado yugoslavo, iniciada a la muerte de Tito. Bastaba con conocer un poco la verdadera realidad de aquel conglomerado artificial de naciones. Lo que sorprende es la imprevisión y la torpeza de las diplomacias europeas. Pero Europa no tiene derecho a imponer a Croacia, ni a Eslovenia, su pertenencia a un Estado que carece de bases históricas y que desde su creación después de la Primera Guerra Mundial sólo ha podido ser mantenido por la fuerza. Y menos bajo las condiciones dictadas desde Belgrado por los herederos de la dictadura titista. Eso los croatas no lo aceptarán jamás.

Es necesario corregir este trágico error. Son muchas las vidas humanas que ha costado ya. Urge el reconocimiento por la comunidad internacional de la independencia de las repúblicas de Croacia y Eslovenia y el envío de fuerzas de interposición que garanticen la integridad del territorio de Croacia. Los Gobiernos europeos deben disponer con urgencia la ayuda imprescindible para paliar las terribles consecuencias de una guerra de la que son también responsables.

Una última pregunta: ¿dónde están los intelectuales que se movilizaron por la intervención en Oriente Próximo y los que en otras circunstancias han clama do por la paz? Les pido que hagan oír su voz para impedir este terrible genocidio en el corazón de la misma Europa.-

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