Placeres delicados

La salsa y los ritmos latinos estuvieron de moda este año, pero el martes, en la sala But, Ciudad Jardín demostró que hay muchas formas de aplicarlos a la música; ellos han convertido la mezcolanza en un híbrido muy personal y especialmente atractivo. Podría parecer una fórmula oportunista, pero Ciudad Jardín lleva mucho tiempo investigando, lo cual les convierte en uno de esos pocos grupos que pueden presentar un trabajo interesante, con recursos, arriesgado y nada aburrido.La sala But les cedió un escenario con el suficiente espacio para que cómodamente pudieran interpretar sus temas, a los que añadieron diferentes arreglos para adecuar los sonidos a un buen directo. La voz de Rodrigo comenzó con cierta inseguridad, para más tarde resultar un excelente conductor de sus músicos, quienes realizaron un trabajo excelente y muy completo, con coros, sonidos claros y dando las pautas para mantener el interés con movimiento y grandes dosis de profesionalidad.

Uno de los fallos más constatables fue la imposibilidad de poder entender en la voz de Rodrigo las letras de los temas que forman una parte esencial de su música. Dentro del panorama de la escena musical española, bastante descuidado en este aspecto, Ciudad Jardín consigue, a través de ellas, sugerir sensaciones y ambientes delicados. Son letras intrigantes, versificadas, que rozan en algunas frases con imágenes surrealistas. Y esta importancia que otorgan a sus letras consiguen trasladarla a un directo que repite sus paisajes musicales a través de una puesta en escena colorista.

Con la presentación de su último disco, Atún y algas, ofrecieron un recorrido por temas de sus anteriores trabajos, denotando una evolución hacia sonidos más personales.