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El movimiento ortodoxo Refundación Comunista nace en Italia con dos cabezas

El movimiento por la ortodoxia marxista en Italia se llama Partido de la Refundación Comunista y nace con una clara bicefalía marcada por el tono divergente de los discursos de Sergio Garavini y Franco Cossutta durante el congreso fundacional del pasado fin de semana. La polémica entre estos dos dirigentes alcanzó a la nueva estructura del partido, que, finalmente, tendrá un secretario general y un presidente, para dar cabida en la cúpula a las dos ramas.Seguidores desilusionados de Pletro Ingrao, radicales de Democracia Proletaria, antiguos estalinistas que abandonaron el PCI cuando Berliguer inició el giro eurocomunista e incluso jóvenes sin militancia política previa integran las filas del nuevo partido, que, a juzgar por la procedencia de los delegados al congreso, parece partir con más fuerza en regiones meridionales, como Calabria o Campania, que en el norte industrial.

Ciento cincuenta mil militantes declarados y unos apreciables resultados en las recientes elecciones en Brescia y Sicilla son las armas de esta nueva-vieja izquierda para intentar demostrar que la especificidad del caso italiano es también inmune al curso aparente de la historia. Lo resumió el senador Lucio Libertini, al asegurar que los valores de la Revolución de Octubre "sobrevivirán a la tragedia del Este, como el mensaje cristiano ha sobrevivido a la historia sanguinaria e imperial de la Iglesia".

Pero las perspectivas no son homogéneas. Garavini, con un pasado sindical, hizo un discurso poco ideológico y abierto a una nueva unidad de la izquierda, para la que contaría con el PDS de Ochetto e incluso con los socialistas. Para Cossutta, oponente tradicional de Berlinguer, la izquierda única está en el nuevo partido que debería caracterizarse como puro "antagonista" del sistema. El viejo líder hubiera querido prescindir del término "refundación" y que el partido se llamara simplemente "comunista", pero no lo ha logrado. Lucio Magri, portavoz de Democracia Proletaria, que le sigue en muchas cosas, no le apoyó en esa tarea, porque rechaza el continuismo "incluso con respecto a la extraordinaría y todavia vital historia del comunismo italiano".

Cossutta logró, en cambio, que se estableciera el cargo de presidente, y aspira a desempeñarlo por mucho que Garavini, candidato a la secretaría, y los antiguos fieles a Ingrao se le opongan. La nueva cúpula no se elegirá hasta enero, en votaciones a mano alzada. Con el mismo procedimiento, se rechazó la propuesta de creación de un área de la mujer en el nuevo partido que sirviera de marco a las reividicaciones feministas. El argumento fue que, para el verdadero partido comunista, la igualdad entre los sexos es total y no requiere demandas específicas.

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