_
_
_
_
_

Dos policías mueren en Barcelona tiroteados a bocajarro por un 'comando' de dos personas

Milagros Pérez Oliva

Dos miembros del Cuerpo Nacional de Policía, Francisco Javier Delgado González-Navarro, de 27 años, y José Antonio Garrido Martínez, de 28, murieron ayer en Barcelona después de ser tiroteados a bocajarro por dos desconocidos que actuaron con gran celeridad y huyeron en un plan preparado de antemano. Garrido, alumno de la policía en prácticas, murió en el acto, y Delgado, dos horas y media más tarde, en el hospital Clínico. La policía no ha podido aclarar si el atentado había sido preparado de antemano, ya que los agentes se hallaban en el lugar del tiroteo por casualidad.

Las extrañas circunstancias en que se produjo el atentado hacían dudar al cierre de esta edición sobre la posible autoría del mismo, que podría corresponder, según informaron fuentes policiales, tanto a ETA como a los GRAPO. Los dos agentes fueron tiroteados en el interior de un taller de instalación de radios de coche situado en el número 58 de la calle de Caballero, cuyo propietario era amigo personal del agente Francisco Javier Delgado, casado con una mujer policía y sin hijos, que vivía en ese mismo barrio.El propietario del taller Autorradios Barcelona, testigo del atentado, explicó así a este diario lo sucedido: "Los guardias estaban patrullando en la calle y al verlos, les llamé para que fueran a ver un coche sospechoso que se encontraba mal aparcado en la esquina de la calle desde la tarde anterior".

"Ellos fueron a revisar el coche y después vinieron al taller. Cuando llevaban unos cinco minutos hablando conmigo y con mi ayudante, me dirigí a la mesa del fondo para coger el paquete de tabaco que tenía en la americana y en ese mismo momento, por el espejo retrovisor que tengo para controlar la entrada de clientes, vi cómo entraban dos personas de prisa y, con gestos seguros, sacaban dos pistolas y comenzaban a disparar a bocajarro. Cuando me volví, apenas tuve tiempo de ver a uno de ellos disparando las últimas balas. Era alto, aproximadamente de 1,80, moreno y mayor de 30 años. El otro era algo rubio".

Todavía bajo los efectos de la fuerte impresión, el propietario del taller prosiguió: "Vinieron a por los policías, eso estaba claro, porque no abrieron la boca, dispararon sin vacilar y no les dieron tiempo ni a intentar defenderse. Salí corriendo detrás de ellos, vi que subían a un coche aparcado en doble fila a unos 20 metros y se iban".

Dos coches

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

José Antonio Garrido, casado hace un mes, natural de Valencia y trasladado recientemente a Barcelona para reforzar el dispositivo de seguridad olímpica, murió al instante. Un joven que pasaba por la acera practicó la respiración artificial y un masaje cardiaco a Francisco Javier Delgado, que se encontraba malherido.

"Oí los disparos y salí corriendo", explicaba el propietario del bar situado enfrente del taller. "Sólo tuve tiempo de verlos de espalda subiendo al coche. Llevaban pantalón vaquero y chaqueta oscura". Ninguno de los testigos pudo precisar si en el vehículo esperaba una tercera persona.

El herido fue ingresado a las 12.30 en el hospital Clínico, donde falleció una hora y media después. El agente, nacido en Badajoz, había sido alcanzado por cinco balas, que fueron mortales de necesidad, pues le alcanzaron el hígado, la arteria aorta abdominal, la vena cava caudal, varias arterias lumbares y el colon.

Poco después del atentado, el coche en el que habían escapado los agresores, el Ford Fiesta B-4561-FX, de color azul claro, cuya matrícula había sido anotada por los testigos, fue encontrado abandonado en la esquina de la calle de València con Vilamarí. La policía comprobó a media tarde que este coche había sido robado en Barcelona en el mes de noviembre pasado y que la matrícula que llevaba era falsa.

Los agresores subieron a un nuevo coche, marca Citroën BX de color blanco, en el que les esperaba una tercera persona, y desaparecieron. En ese momento la policía había instalado ya controles en todas las salidas de la ciudad, con lo que el tránsito quedó totalmente colapsado. Mientras tanto, una amplia zona alrededor del lugar del atentado quedó aislada por un cordón de seguridad durante casi tres horas. Mientras se efectuaba el levantamiento del cadáver y se tomaban las filiaciones de los testigos, la policía comprobó que el coche mal aparcado, un Citroën GS de color azul con matrícula de Zaragoza, no contenía ninguna carga explosiva.

En un primer momento se sospechó que el atentado podía ser obra de los GRAPO, pero las vainas de las balas encontradas en el taller revelaron que la munición corresponde a un arma automática del 9 parabellum, según confirmó a este diario uno de los jefes policiales que dirigía la operación. Ésta es la munición que ETA utiliza habitualmente.

La ministra portavoz del Gobierno, Rosa Conde, dijo poco después que no se conocían datos suficientes como para aventurar a quién correspondía la autoría, pero indicó que por los detalles que ya se tenían, podía descartarse que el atentado tuviera nada que ver con la reciente polémica desatada en los medios próximos a ETA tras la difusión de unas conversaciones en las que destacados presos de la organización terrorista criticaban a la cúpula dirigente.

Doce atentados

El hecho de que los agentes se encontraran en la calle de Caballero por casualidad, sin que se les hubiera encomendado una misión concreta o estuviera previsto que fueran allí por una ronda habitual, hace difícil aventurar, a juicio de fuentes policiales, cómo se operó en la preparación del atentado, si se eligió a estos agentes al azar o se les había sometido a seguimiento y vigilancia previos.

Hasta ayer, ETA había efectuado en Cataluña 12 atentados con 41 muertos. Los más sanguinarios fueron el de Hipercor, en junio de 1987, con 21 muertos y 45 heridos; el de Sabadell, en diciembre de 1990, con seis policías muertos, y el del cuartel de Vic, el 29 de mayo pasado, con nueve muertos, cuatro de ellos niños. La voladura del cuartel de Vic fue la última acción de ETA en Cataluña y significó la desarticulación del comando Barcelona.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_