Una poetisa cubana entre rejas

El reciente encarcelamiento por dos años de la poetisa María Elerta Cruz Varela, de 38 años, portavoz de la Concentración Democrática Cubana (CDC), plataforma que aglutina a la oposición moderada en la isla, tiene revueltas a las principales cancillerías latinoamericanas. Unas, porque con medidas represivas como ésta, basada exclusivamente en la asociación ilícita, no pueden ejercer la defensa de Fidel Castro como posible conductor de su país hacia la democracia, y otras, porque se encuentran con un argumento más para frenarle todo intento de salir de su aislamiento.María Elena Cruz Varela, premio Nacional de Poesía en Cuba en 1989, se atrevió demasiado con un régimen que no tolera bromas. Después de dos años de actividad política, su voz encontró eco en la opinión pública cubana la pasada primavera, cuando se pronunció a favor de la democratización de la isla. Como firmante del manifiesto de los diez, que reclamaba elecciones libres en Cuba, fue tildada de agente de la CIA, junto a otros prestigiosos escritores, y despojada del honor alcanZado dos años antes cuando recibió el Premio Nacional de Poesía Julián del Casal, máximo galardón que otorga la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Granma, el periódico del régimen, tras una furiosa campaña contra su persona, la calificó como la "autotitulada intelectual" y borró de su vida literaria títulos que en su día fueron pregonados por toda la isla, como Mientras la espera el agua (1986) y Afuera está lloviendo (1987), ambos editados por Letras Cubanas.

María Elena Cruz Varela, que se inició en las letras como guionista radioféinica, no tiene formación universitaria, pero, como asegura el académico cubano Manuel Díaz, que también firmó el manifiesto de los diez, "tampoco la tenía Enrique José Varona, el mayor filósofo que ha dado la isla, colaborador de José Martí".

Cruz Varela, nacida en Colón (provincia de Matanzas) ymadre de dos hijos de 16 y 11 anos, fue demasiado atrevida porque en la víspera del cuarto congreso del Partido Comunista exigió al régimen cubano, delante -de más de 50 periodistas extranjeros, cambios en el sistema. También encabezó un grupo de disidentes que se internaron en los trenes preparados para transportar a los congresistas comunistas a Santiago de Cuba repartiendo por los asientos vacíos el primer folleto con las reivindicaciones democráticas de la oposición unida.

Mes y medio después fue agredida por las Brigadas de Respuesta Rápida, grupos de fanáticos procastristas. Más tarde fue detenida, enjuicia- da y encarcelada por dos años por pertenecer al grupo disidente Criterio Alternativo, del que es su máximo responsable. Ahora su suerte preocupa en diferentes embajadas extranjeras, entre ellas la española, lo que le ha valido a tres de sus funcionarios un apercibimiento de¡ régimen, que les acusa de alentar a la oposición. Pero también su encarcelamiento ha generado un interés por su persona literaria en Am.érica Latina, hasta el punto de que ya la llaman la Violeta Chamorro de Cuba. Sus amigos, ante la incomunicación que sufre, han lanzado por el continente algunos de sus poemas. Dice uno: "Mi madre era el Estado con sus leyes,/ mi padre era la masa reprimidaj el orden era el orden,/ yo era sólo una niña que estrenaba/ para futuras varices y estrías./ Todo era claro y firme: obedecer, callar".