Boleros

Iris M. Zavala es una de las hispanistas más serias dentro de la irreprochable seriedad que caracteriza a los hispanistas. Hace años me anunció que preparaba un estudio sobre el bolero, que como todo el mundo, sabe suele ser la historia de un amor como no hay otro igual, un amor que da luz a cualquier vida, apagándola después... ¡Qué les voy a contar que ustedes no sepan! Ahora nos llega su trabajo publicado por Alianza, a poca distancia del centenario del. bolero, que es: un saber sobre la vida con música y bailable. Con motivo del centenario del bolero, Cuadernos del Norte publicó una excelente monografía sobre la cuestión y, desde hace años, la escritora materialista histórica Teresa Pàmies conduce un espacio sobre boleros en Catalunya Ràdio, con una erudición y sensibilidad que hace el programa inevitable para todos los boleristas. Por su parte, Milanés, el gran cantautor cubano, me dijo que estaba reuniendo boleros populares, algunos de los cuales pertenecen sólo a la memoria de viejos cantantes de bohío. ¿Qué tendrá el bolero que reúne a tan diversas gentes y les obliga a estudiarlo y sentirlo como si les fuera en ello parte de su necesidad de cultura lúdica? En todo bolero, como en el tango o en el corrido hay una historia y una filosofía y si se hace un cierto repaso de sus contenidos se descubre que casi todo lo que creímos saber y querer es un bolero. No me extrañaría nada que en los tiempos actuales, en los que el presente actúa como una inquisición, el bolero tuviera un cierto carácter subversivo como apuesta empecinada por la memoria de lo que pudo haber sido y no fue. Ahí está la cuestión. Todo lo que pudo haber sido y no fue es un excesivo punto de referencia para sentirnos satisfechos con lo que nos rodea y de ahí a la insumisión sólo hay un paso. Cuidado con los boleros. Son los negativos de futuras canciones de protesta.