¿Gracias a Irán y a Siria?

Aislado durante cinco años, a menudo encadenado; trasladado más de 20 veces de una prisión a otra; denegado el acceso a amigos o noticias; amenazado con la ejecución (...). Este breve informe de la penosa experiencia de Joseph Cicippio como rehén en Líbano recuerda al mundo el fanatismo de sus captores. El resto del mundo sólo puede congratularse de su liberación (...), esperar la prometida libertad de los que aún están cautivos y (...) expresar su gratitud a los patrocinadores de sus captores: Damasco y Teherán. Irán y Siria fueron una vez condenados por Occidente como Estados terroristas. Ambos ahora se benefician del reconocimiento occidental por su ayuda en la liberación de los rehenes. Washington se prepara para establecer lazos económicos duraderos (...), y los Gobiernos europeos apuntan a normalizar sus relaciones con Teherán (...).Cualquiera que sea la justificación pragmática, Siria e Irán siguen siendo sociedades despóticas. Sus líderes se mueven por la necesidad de relaciones comerciales con Occidente y los favores después de su colaboración en la guerra del Golfo y el colapso del comunismo (...). El secretario general de la ONU, EE UU y otros Gobiernos tienen que reconocer la ayuda de Irán y Siria a la diplomacia de la ONU. Pero es recomendable la prudencia: la recompensa de normalizar las relaciones puede aplazarse hasta que ambos países avancen verdaderamente hacia sociedades justas.

4 de diciembre