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Los ortodoxos amenazan en el sínodo con interrumpir el diálogo con el Vaticano

Spyridon Papagheorgiu, metropolitano de la Iglesia griega ortodoxa en Italia y representante del Patriarca de Constantinopla ante el sínodo, lanzó en la tarde del lunes un serio llamamiento a la reflexión por parte de la jerarquía católica, ya que, advirtió, el diálogo entre las dos iglesias "corre el riesgo no sólo de ser suspendido por tiempo indefinido y con perspectivas imprevisibles, sino incluso de ser totalmente interrumpido".

El motivo de ese desenlace negativo en el proceso de acercamiento iniciado al amparo del Concilio Vaticano II sería, según el metropolitano, "la situación extremadamente tensa que se ha creado en las relaciones entre la Iglesia uniata y las iglesias locales ortodoxas, que representan la auténtica y tradicional fe cristiana en aquellas regiones".Papagheorgiu describió con detalle los enfrentamientos surgidos entre los uniatas, los católicos de rito oriental y los ortodoxos tras la caída de los regímenes del Este, un conflicto que, aunque reconocido por el Vaticano, no se sospechaba tan dramático. Según el metropolitano, el desarrollo de los acontecimientos "ha dejado comprensiblemente perpleja" a toda la Iglesia ortodoxa.

"Está ya muy difundida entre los ortodoxos la idea de que [Roma] se aleja cada vez más del Concilio Vaticano II y de que los territorios y países ortodoxos, por tradición y desde hace siglos, liberados de los regímenes comunistas son considerados por sus hermanos católicos romanos como tierra de misiones ", añadió.

Renacimiento en el Este

El metropolitano pasó revista a las razones por las que las distintas iglesias ortodoxas, con excepción de la armenia, rechazaron la invitación para asistir a este sínodo sobre la reevangelización de Europa. El renacimiento de la Iglesia católica de rito oriental, señaló, "va acompañado con frecuencia de fenómenos de violencia inhabitual, sobre todo para la ocupación de los lugares de culto y de las casas parroquiales en zonas, como Ucrania occidental, donde la Iglesia ortodoxa es ya casi inexistente, o en Rumania, donde la situación entre ortodoxos y uniatas empeora cada día".Por lo que se refiere a la Iglesia ortodoxa rusa, se asiste cada día "a la creación de estructuras eclesiales paralelas a las que existían' desde hace ya siglos, y sobre todo a la creación de nuevos episcopados en lugares donde nunca existieron y donde las necesidades pastorales de la pequeña grey de fieles católicos no los requieren, como son Moscú, Novosibirsk y Karaganda".

"Por su parte", prosiguió Papagheorgiu, "la Iglesia ortodoxa serbia, que inicialmente había designado a su delegado fraterno, ha considerado oportuno revocar esa decisión en consideración a las posiciones adoptadas por la Santa Sede ante el sanguinario conflicto que opone a Serbia y Croacia, posición que dicha Iglesia estima que le es contraria".

Serbia, añadió el representante del Patriarcado greco-ortodoxo de Constantinopla, es también terreno de violencia uniata, lo mismo que Bulgaria.

Sin embargo, la ausencia de la Iglesia ortodoxa búlgara en el sínodo, precisó, se debe sobre todo a que ha sufrido "repetidos casos de agresividad, tanto por parte de la comunidad local católica romana como por parte de la Radio Vaticana, que ha inculpado a la jerarquía ortodoxa de colaboracionismo con el régimen comunista y ha invitado a los ortodoxos a volver al redil de la única y verdadera Iglesia". La Iglesia orto.doxa griega, apuntó por último el delegado, deneigó su asistencia al sínodo en solidaridad con las anteriores..

Papagheorgiu recordó luego que, según el documento suscrito en junio de 1990 en Freising por la comisión mixta para el diálogo entre las iglesias ortodoxa y católica, las dos partes deberían hacer "todos los esfuerzos posibles" para evitar el proselitismo y las tendencias unitaristas. Y concluyó que la Iglesia ortodoxa estima que "las dificultades actuales no deben convertirse en motivo para la interrupción del diálogo".

La crítica intervención del representante ortodoxo hizo que el Papa se levantara de su asiento en la presidencia y se acercara para abrazarle. Pero sus acusaciones fueron respondidas indirectamente por el cardenal Achille Silvestrini, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales. En su alocución al sínodo, éste destacó el valor del rito oriental para la fe católica, hasta el punto de que el Concilio considera a estas iglesias como "un elemento esencial para la plenitud de la tradición cristiana".

También subrayó Silvestrini "el martirio" sufrido por estos católicos en los países del Este, sobre todo-los ucranianos y rumanos. "Para todos ellos", afirmó, "la Iglesia pide una libertad plena y efectiva, en pie de igualdad con las demás confesiones".

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