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Fin del proceso electoral urdido por Menem para evitar un juicio sobre su política económica

La estrategia del presidente argentino, Carlos Menem, para evitar el pronunciamiento global sobre la política económica y dejarlo reducido a la discusión sobre temas regionales concluyó ayer con las elecciones de gobernador, legisladores y alcaldes en la provincias de Catamarca, al noroeste, y de Tierra del Fuego, en el extremo sur.

El centro de interés para la opinión pública argentina estaba en Catamarca, un feudo peronista que saltó al primer plano del interés público cuando el hijo de un diputado, Guillermo Luque, y otros miembros de las familias dominantes fueron acusados del asesinato de la adolescente María Soledad Morales, durante una fiesta negra en 1990.La investigación reveló una trama de complicidades y encubrimientos entre funcionarios y policías. La prensa de Buenos Aires tomó la historia como una causa propia, y el presidente Carlos Menem tuvo que abandonar a su suerte al gobernador Ramón Saadi, hijo de su maestro y padrino político, Vicente Saadi, representante de un clan que domina la provincia desde hace 40 años.

En Catamarca no funcionó la estrategia, que Menem utilizó en otras provincias, la de inventar un candidato. El empresario elegido, Francisco Sotomayor, no llegaba en las encuestas al 10% de la intención de voto, Ramón Saadi, por su parte ' tuvo el tiempo necesario para considerarse una víctima del poder central, y su estructura partidaria, intacta, le devolvió al primer plano. Las marchas del silencio, con las que se reclamó cada jueves el castigo a los culpables del asesinato de María Soledad, se han quedado sin el apoyo del obispo y los ciudadanos, que comenzaron a temer el regreso de Saadi.

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