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Crítica:CANCIÓN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En la interior bodega

Amancio Prada es un especialista en paisajes interiores. Fascinado por los místicos, más en concreto por San Juan de la Cruz, todo su talante está impregnado de un aura inmaterial que evoca soledades sonoras, ascetismo y tesoros ocultos. Pero la sobriedad externa de los místicos es mera apariencia. Ellos son los auténticos vividores, dicho sea en el sentido más radical de la expresión. Amancio Prada es coherente con su vida interior. Es lacónico por fuera y exuberante por dentro, al contrario de lo que suele acontecer con la mayoría de los actuales músicos populares. Por eso se ha ganado a pulso un público fiel y ejemplar, un público que también está tocado por el mismo arrebato interior que el artista. Dios los cría y ellos se juntan.Estos conciertos de Madrid, que son el inicio de una gira por todo el país, están montados con una exquisitez que ronda la perfección. Prada canta cada vez mejor, cada vez domina mejor su tesitura y sus posibilidades. En esta ocasión, el espectáculo está montado fundamentalmente en torno al Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, que murió hace 400 años. Para los indocumentados, es preciso aclarar que Amancio Prada no pertenece al gremio de los oportunistas ni de los buscadores de centenarios oficiales. Hace más de 12 años que grabé los versos de San Juan. Y también para los indocumentados, conviene señalar que el concierto comienza con tres canciones sobre poemas de los primeros trovadores galaico-portugueses que pueden ser definidos como perfectamente sensuales. Muito me tarda es un texto del rey Sancho I de Portugal, monarca promiscuo, salaz e incluso golfo. El Cántico espiritual, concebido como un concierto de cámara con nueve movimientos, es una de las obras poéticas más bellas y epicúreas de toda la literatura universal. Eso sí, es mística pura. Durante la interpretación no se oyó en la sala ni un suspiro. La voz de Amancio tiene brumas de gregoriano, de fado y de melancolía. Pero sobre todo provoca un sagrado recogimiento ante las dolencias del amor, que no se curan.

Amancio Prada

Probadores, místicos y románticos. Amancío Prada (voz, guitarra), Alexandr Kozulin (violín), Marianá Cores (violonchelo). Círculo de Bellas Artes. Madrid, días 27, 28, 29 y 30 de noviembre.

Místicos

En la segunda parte, Prada conecta a San Juan con Rosalía de Castro, García Lorca, Manuel Vicent, y García Calvo. No es una ensalada mixta porque todos ellos pueden ser considerados como místicos, hondos y vividores. Amancio se engolfa "en la interior bodega", en expresión del Cántico espiritual. Y ya se sabe lo que pasa en las bodegas, que a poco que uno se descuide acaba por ponerse piripi. Los taurinos (dicho sea sin provocar a Manuel Vicent) conocen bien lo que es emborracharse de toro. Amancio Prada se embriaga de elixires no espirituosos pero sí espirituales. Está a punto de infiltrarse en la desmesura mística y en el ensimismamiento. Ahora bien, su público hace lo propio, lo propicia y goza con ello. Es notorio que también los místicos se dejan llevar de vez en cuando por el desatino. Están en su derecho, pero deben ser conscientes de que pegan contra la ascética.El sonido es magnífico, y los dos músicos, Mariana Cores y Alexandr Kozulin, impecables. Si alguien está harto de insensateces y frivolidad, debiera emborracharse con Amancio Prada "en la interior bodega".

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