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La CE rubrica los acuerdos de asociación con el Este

Los acuerdos de asociación de la Comunidad Europea con Polonia, Checoslovaquia y Hungría fueron rubricados ayer en Bruselas por representantes de la Comisión Europea y de los tres países beneficiados. España se opone a la apertura concedida al acero del Este, a pesar de que se ha introducido una cláusula de salvaguardia que permite el autocontrol de las importaciones cuando éstas afecten gravemente al mercado nacional.Los acuerdos de asociación están concebidos como la vía de integración lenta de estos tres países en la Comunidad. De duración indeterminada, prevén 10 años, divididos en dos etapas, de reducción acelerada de aranceles y contingentes para después establecer una zona de libre cambio. A Polonia, Hungría y Checoslovaquia, los tres pioneros, les podrán seguir Rumanía y Bulgaria si el grado de sus reformas les hace alcanzar el baremo democrático impuesto por la Comunidad.

Además de los aspectos relativos a la cooperación comercial y económica, los acuerdos de asociación incluyen la dimensión del diálogo político y el intercambio cultural. Las relaciones de la CE con el Este establecerán la libre circulación de mercancías, la mejora de las condiciones jurídicas de los emigrantes residentes, la libertad de establecimiento de empresas, de transferencias financieras y la cooperación tecnológica.

Las modificaciones

La rúbrica de los tratados representa el fin de las negociaciones, iniciadas en diciembre del pasado año. Antes de la firma definitiva, "sólo se podrán introducir algunos detalles técnicos", según afirmó Pablo Benavides, jefe de la delegación negociadora de la Comisión Europea. Un miembro de la Representación española ante la CE declaró que si no se modifica el contenido "España no está dispuesta a firmarlos".

La oposición española se debe a las facilidades financieras (más de 30.000 millones de pesetas) y de exportación concedidas por la Comunidad a la siderurgia polaca, checa y húngara. El pasado lunes, el secretario general de Industria, Alvaro Espina, presentó una "enérgica protesta" ante el Consejo de Ministros de Industria de la CE por la discriminación de la siderurgia nacional frente a las importaciones de acero provenientes de los países del Este.

Polonia, Checoslovaquia y Hungría tienen una capacidad de producción anual de 10 millones de toneladas de acero. Su sector siderúrgico está fuertemente subvencionado y los excedentes conjuntos ascendían en 1989 a 6 millones de toneladas, en su mayor parte productos largos y planos, que "compiten con el grueso de la producción española". La siderurgia integral española y el grupo Sidenor están abocados a una nueva reconversión o ajuste "empresa por empresa", cuyo alcance será comunicado a la CE a final de año.

Las concesiones comerciales son el instrumento de ayuda elegido por la Comunidad Europea para ayudar a los países del Este asociados a superar la crisis. El Gobierno ha fijado en la siderurgia su límite de resistencia, pero España, además de en el acero, ha tenido que ceder en otros sectores sensibles. El pasado mes de septiembre aceptó desmontar en seis años los aranceles sobre los textiles procedentes de estos países, cuyo precio es mucho más competitivo.

En cuatro años tendrá que eliminar las cuotas y restricciones al carbón polaco, una medida que agudizará la crisis de las cuencas de Asturias y El Bierzo, abocadas ya a una reestructuración impuesta por la CE para eliminar las subvenciones. El pasado mes de septiembre, Francia bloqueó, para después ceder, la entrada más carne de vacuno y cordero procedente de Polonia, Hungría y Checoslovaquia, que han multiplicado por tres sus ventas a la Comunidad Europea en el último año.

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