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El 'yonki' que mató a dos policías tiene siete casos pendientes

Francisco Espí Luna, de 24 años, el yonki que mató el martes con una furgoneta robada a dos policías municipales, tiene, al menos, siete casos pendientes en los juzgados de instrucción de Madrid y varias condenas por hurto y estafa. Ningún juez, sin embargo, lo ha apartado de la circulación más de dos semanas seguidas, aun cuando "casi todos los días", afirma su padre, "robaba coches o cometía fechorías".Fuentes judiciales indicaron ayer que la aplicación de la prisión provisional debe ser "restrictiva" y que, por tanto, salvo supuestos muy concretos, "no se puede meter a nadie en la cárcel por robar un coche, ni dos ni tres, ni cuatro... ". Fernando Espí, padre de Francisco, se ha quejado de que su hijo "no habría matado a los policías" si los jueces le hubieran hecho caso "las muchas veces" que Ies ha pedido que lo recluyeran.

Francisco Espí, que continuaba ayer hospitalizado, cometió su primer hecho delictivo, según consta en los juzgados, el 12 de abril de 1989. A partir de entonces, su historial fue creciendo. Ha pisado el juzgado de guardia en, al menos, siete ocasiones, la mayoría por robos con fuerza en las cosas y de vehículos. Casi todos los jueces abrieron diligencias y lo pusieron después en libertad tras tomarle declaración.

El titular del Juzgado de Instrucción número 3, Pedro Izquierdo, uno de los dos jueces que lo han juzgado, opinó ayer: "Estamos en un Estado de derecho, y por el robo de un coche no se puede meter a alguien en la cárcel, ya que el Código establece para este hecho una pena de multa o arresto mayor".

"Si metes a alguien en la cárcel y luego se le condena a una multa, el sujeto puede exigir responsabilidades", sostienen otras fuentes judiciales. "No obstante", dice, "es el juez de instrucción quien debe decidir si lo encarcela o no".

Izquierdo condenó a 10 días de arresto menor a Francisco Espí por robar cinco cintas de vídeo. El detenido, que tiene numerosos antecedentes policiales, se comprometió a cumplir la pena en casa de sus abuelos, en la provincia de Ávila; sin embargo, no lo hizo, según comprobó la Guardia Civil. Izquierdo ordenó entonces su búsqueda y captura y lo ingresó cinco días en Carabanchel; los otros cinco le fueron descontados por el tiempo que pasó detenido. "En mi caso, ha ido a la cárcel porque él quiso", dijo Izquierdo.

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