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Serra cambia el estilo de trabajo en la Moncloa tras colocar a sus fieles en puestos clave

Luis R. Aizpeolea

El vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, ya ha situado sus peones en los puntos estratégicos del poder y ha originado un cambio de estilo en la Moncloa. Lluís Reverter, coordinador de los servicios de la Presidencia y una suerte de relaciones públicas del propio Serra, ya ha asumido las funciones de protocolo del Estado y del Gobierno que Julio Feo realizó hasta 1985 y que Roberto Dorado, director del Gabinete y hombre de Alfonso Guerra, ejerció posteriormente.

La prueba de fuego de Reverter fue la Conferencia de Paz de finales de octubre, en la que llevó el peso de la organización, en conexión con el Ministerio del Portavoz, que se encargó de la imagen pública y del Ministerio de Exteriores, que puso el contenido. Desde ahora afronta los problemas protocolarios de los grandes retos futuros del Gobierno como la Cumbre Ibero americana y la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos.El pasado 25 de septiembre, el ministro de Sanidad, Julián García Valverde, fue convocado repentinamente en la Moncloa por el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra. Era la víspera de la presentación ante el pleno del Congreso de su plan de conversión del Insalud en empresa pública. En su despacho de la Moncloa, Serra tumbó el plan y lo tachó de precipitado. Unas horas más tarde, García Valverde afrontaba una sesión parlamentaria caótica, en la que se dedicó a divagar sobre la salud pública.

El estilo del que hizo gala el vicepresidente del Gobierno no suele ser el habitual, pero lo utiliza si viene al caso. Sin embargo lo que está caracterizando a Serra desde su instalación en la Moncloa en marzo es una toma del poder lenta, pero firme.

Desde el mes de julio, Serra ha incorporado también su propio equipo personal: Joan Ros, como secretario personal, y, José Enrique Serrano, en su función de secretario general de la Vicepresidencia, cumplen las funciones que durante ocho años realizó Rafael Delgado, Fali, en tiempos de Alfonso Guerra.

También el estratégico Gabinete de la Presidencia, que encabeza Roberto Dorado desde la llegada de los socialistas al Góbierno en 1982, ha experimentado algunos cambios. Tres de sus ocho jefes de departamento -que engloban a 41 asesores- han cambiado en el período de Serra. Esteban Rodríguez está ahora al frente del departamento sociocultural; Aurelio Martínez dirige el área de economía; y Miguel Iceta, las cuestiones de análisis. De la importancia del gabinete habla por sí sólo el que cualquier punto del Consejo de Ministros requiere un informe previo de los asesores de Serra.

Nuevo estilo

Uno de los ejemplos más expresivos de la entrada cautelosa de Serra en la Moncloa lo refleja su relación con el gabinete. Mantuvo a su frente a Roberto Dorado, un hombre de confianza de Alfonso Guerra, cuando las previsiones apuntaban a su relevo, pero ha cambiado su estilo de funcionamiento Alfonso Guerra limitaba su relación con el Gabinete a sus despachos con Roberto Dorado. Serra ha institucionalizado una reunión periódica con los ocho directores de departamento.También ha cambiado elpapel del gabinete. Sus miembros ejercían antes una especie de función de "comisarios" del Gobierno, comenta un ministro. "Ahora se trata de ofrecer ideas al Gobierno y de poner en relación a los ministerios implicados en los temas candentes", añade.

La relación del actual vicepresidente con los ministros también ha cambiado. Serra convoca con frecuencia a los ministros en la Moncloa mientras Guerra esperaba, generalmente, a que le pidieran turno, comenta un ministro. El estilo de trabajo de Serra ha llegado también a la Comisión de Subsecretarios, que preside todos los miércoles. El vicepresidente ha alentado la redacción de informes entre sus miembros. "Además los que todos" dice un subsecretario, que lo ilustra con una anécdota: "En una reunión sorprendió a los asistentes al preguntar a un subsecretario por qué no se había atendido al informe del Consejo de Estado en un tema menor".

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