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La justa ira de florentina

Un practicante le besó los pechos y el juez dice, que a los 60 años debe sentirse orgullosa

El practicante Luis Briones no se limitó a ponerle la inyección para los huesos. Le mandó quitarse el sujetador y le besó los pechos. "Qué bonitos los tiene usted; parece una chica de 18 años", le dijo. "Después me bajó las bragas y me tocó mis partes". Aterrada, Florentina Vargas, con sus 60 años y una osteoporosis incipiente, salió corriendo de la consulta. A él aún le dio tiempo de preguntarle solícito mientras bajaba la escalera: "¿Cómo ha podido aguantar ocho años de viuda sin hacer el amor?". "Bueno, que siga usted tan buena", se despidió.La pregunta le causó a Florentina la irritación que ahora la sentencia, ya polémica, que absuelve a su agresor. El juez Miguel González Calderón ha entendido que "es difícil que la denunciante [prematuramente envejecida por la crianza de siete hijos, reza la sentencia] despierte esos instintos [atracción sexual] en el acusado, que, por .su profesión, tendría sin duda y posiblemente a diario mejores oportunidades".

"¿Entonces por qué lo ha hecho el practicante?", comentó ayer Florentina, todavía ignorante de los argumentos del juez. La pregunta de si se considera todavía atractiva a sus 60 años la desborda. Parece haber olvidado pensar en ello desde que a los 17 se casó en Jaén. No puede evitar el llanto cuando su hija saca la foto de la ceremonia, pero acto seguido sonríe mohína, recordando lo guapetóna que era. "Pues, sí. Sí que lo he sido", reconoce orgullosa. Dos novios más la habían rondado antes de casarse.

Quién le iba a decir lo que le iba a pasar 40 años después con el practicante, a esta mujer fiel a la memoria de su difunto. marido. Uno de sus hijos y su yerno fueron inmediatamente a la consulta. "Y se lo reconoció. Les dijo que le perdonaran, pero que había tenido un mal día", relata Florentina. "Entonces fue cuando le zarandearon. No es verdad que le pegaran una paliza". Fueron los hijos los que decidieron denunciar el caso en una comisaría. Porque ella sentía que los nervios se le encogían, "y desde entonces estoy desquiciada".

Ayer, en la frutería del barrio de Alcalá de Henares donde reside, se enteró de que su caso no había sido el único en el consultorio del practicante. "Ahora lo único que quiero es que le castiguen", dice Florentina, después de anunciar que acaba de recurrir la polémica sentencia.

El juez responsable de la misma está siendo investigado por el Consejo General del Poder Judicial por "transcribir expresiones para su desahogo personal" en la resolución. En uno de sus párrafos se intenta convencer a la denunciante de que más que sentirse ofendida por la actitud del practicante debería interpretarlo "como timbre de honor y orgullo", haciendo alusión a su edad.

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