Protesta en favor de los presos políticos chilenos
La jornada de solidaridad con los presos políticos que ayer terminaron la huelga de hambre que realizaban desde hacía 45 días, concluyó el pasado martes con 278 detenciones en el curso de las manifestaciones contundentemente reprimidas por la policía. Los incidentes, que se prolongaron durante horas en el centro de Santiago, son los de mayor envergadura desde que Patricio Aylwin asumió la presidencia.
Durante los disturbios estallaron cuatro artefactos, dos autobuses fueron incendiados y algunos pobladores (habitantes de los barrios de chabolas) encendieron fogatas y levantaron barricadas en algunos barrios periféricos de la capital.La policía disolvió con mangueras de agua a presión y gases lacrimógenos y porras una marcha no autorizada que se dirigía al palacio de Gobierno. Los manifestantes, unos mil jóvenes de los partidos de la izquierda más radical en su mayoría, se enfrentaron con la policía a pedradas y con cócteles mólotov.
La protesta siguió hasta el atardecer, en el centro y en dos sedes universitarias, y hasta la madrugada en algunos barrios. "El pueblo se está cansando, Pinocho (el general Augusto Pinochet) sigue mandando", era una de las consignas de los manifestantes.
La policía detuvo a 258 personas en la capital, Santiago, y a otras veinte en Valparaíso, que ocuparon la sede del Gobierno regional.
Para que Aylwin indulte a los 70 presos políticos que aún quedan del régimen de Pinochet, los jueces deben dictar sentencia en los procesos pendientes. Cuando el actual Gobierno civil asumió sus funciones en marzo de 1990 había en las cárceles chilenas 380 presos políticos, acusados de actos subversivos.
En un comunicado difundido desde el hospital en el que se hallan ingresados, los cuatro huelguistas de hambre que pusieron fin a su acción de protesta indicaron: "Desde el primer día, la huelga fue definida como acción de protesta y de denuncia, sin pretender que obtendríamos nuestra libertad con este movimiento. La lucha por la libertad de todos los presos políticos está ahora en manos del pueblo".
Juan Ordenes, Miguel Angel Colina, Ramón Casanellas y Guillermo Rodríguez fueron encarcelados durante la dictadura militar del general Augusto Pinochet bajo la acusación de infringir las leyes antiterroristas y de seguridad interior del Estado del régimen anterior.
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