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Los deportistas españoles son insensibles al problema del sida, según un estudio del INEF

Robert Álvarez

La mayoría de deportistas españoles de elite son promiscuos e insensibles al problema del sida según un estudio realizado por el profesor del Instituto de Educación Física de Valencia, Salvador Barberá, titulado Sida y deporte. Barberá inició su trabajo hace dos años y lo completó hace unas semanas. Sus investigaciones se basan en los cuestionarlos que cumplimentaron 482 deportistas, de entre 20 y 29 años, de ambos sexos y que compiten en las máximas categorías del fútbol, balonmano, baloncesto y rugby y son profesionales o internacionales del taekwondo, boxeo, atletismo y ciclismo.

Barberá, de 49 años, que también es psicólogo y miembro de la Federación Internacional de Medicina Deportiva, manifiesta que, en las conversaciones que mantuvo con numerosos deportistas, "me llamó la atención su indiferencia hacia el problema del sida y el gran número de ellos que confesó no tomar habitualmente ningún tipo de precaución al respecto".En los cuestionarios en los que se basa la investigación, 410 de los encuestados, un 85%, dice creer que los deportistas de elite son promiscuos, un 60% dice no haber recibido la información suficiente sobre el sida, un 65% no cree que donde se entrenan pueda existir el virus, un 85% no cree tener ningún compañero portador del virus y un 70% admite que un portador pueda practicar deporte con normalidad.

"Los resultados que he obtenido en esta investigación son alarmantes", indica Barberá. "La desinformación es absoluta respecto a la transmisión vírica de la enfermedad y las medidas precautorias, nulas". Todo ello conduce a que los deportistas incurran en actitudes de riesgo que, "potencialmente, hacen que en el deporte se puedan dar muchísimos casos de sida y que incluso pudiese figurar entre los grupos de alto riesgo".

Costumbres peligrosas

Barberá relata toda una serie de costumbres peligrosas entre los deportistas. "Por ejemplo, los ciclistas se depilan las piernas para recibir masaje y, muchos de ellos, confiesan que, a veces, lo hacen con cuchillas de afeitar que se prestan entre ellos. Muchos deportistas se inyectan complejos vitamínicos ellos mismos y también se pasan de uno a otro las jeringuillas que utilizan para ello. Por no hablar del boxeo, un deporte en el que el contacto con la sangre es continuo. Hace cierto tiempo los árbitros y los cuidadores de los boxeadores llevaban guantes de goma, últimamente, ni tan siquiera se toma esa precaución".Otras prácticas que destaca Barberá como potencialmente peligrosas para la transmisión de la enfermedad, son "que los jugadores de rugby utilicen el mismo cubo de agua para quitarse el sudor y en muchas ocasiones la sangre de las heridas que reciben a lo largo de un partido. Es también de dominio público que algunos deportistas intentan mejorar su rendimiento haciéndose transfusiones de sangre, a veces ajena y, a veces a través de procedimientos sin las garantías médicas imprescindibles".

En el trabajo se ha tenido en cuenta la opinión de un grupo de encargados de mantener instalaciones deportivas. Son personas, según el profesor valenciano, que deben estar especialmente sensibilizadas con el tema puesto que la limpieza de los vestuarios y de las instalaciones deportivas en general también es importante para evitar la transmisión de la enfermedad. "También es descorazonador que la mayoría de ellos no sepan que el mejor antídoto contra la transmisión del virus a través de una mancha o un charco de sangre es algo tan simple como la lejía. Es muy frecuente que un deportista se duche, tras haber competido, con una herida abierta lo cual hace que sus compañeros -la mayoría circula por las duchas y los vestuarios sin ningún tipo de calzado- puedan entrar en contacto con el virus".

La valoración, a través del método estadístico, dio cómo resultado diferencias no significativas entre los grupos analizados, es decir entre hombres y mujeres o entre aquellos que tienen determinada edad o practican determinado deporte. Otro dato desesperanzador es que Barberá, una vez concluido su trabajo, conversó con los deportistas que le ayudaron en la investigación y pudo saber que "ni uno solo de entre ellos había hablado al respecto ni con su entrenador ni con su médico".

Actitud de riesgo

La conclusión principal del trabajo, que tiene una extensión de 150 folios, es que "debido a la poca sensibilidad, falta de información y dejadez existente en la práctica deportiva se estén llevando a cabo actitudes de riesgo que son las que hay que eliminar puesto que, hoy por hoy, el sida no se puede combatir de otra forma que respetando las normas preventivas". Otra de las conclusiones es que prácticamente ninguno de los deportistas encuestados había pasado el análisis del virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), causante del sida.Barberá elogia la actitud de Magic Johnson al anunciar que es portador del virus del sida. "Ha sido muy honesto porque sabe que, en una pista de baloncesto, puede constituir un serio peligro para los demás".

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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